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El mar, con sus infinitas formas, es un atrayente a los ojos de los mortales que, desde los primeros tiempos, siempre han buscado la forma de vivir junto a él.
La ciudad de Cartagena tiene la suerte de haber sido fundada, hace ya unos cuantos siglos, junto al mediterráneo protegida por una estrecha bahía. No es de extrañar que, alrededor de esa bahía, el hombre haya abierto restaurantes en busca de unas privilegiadas vistas de aquel viejo mar que jamás nos cansaremos de mirar.
Suponemos que a todos nos llegó, no hace mucho, la preocupante noticia de que el Real Club de Regatas de Cartagena iba a cerrar. Sin duda sería una tragedia, ya que el club, nacido un 9 de octubre de 1905 y apadrinado por el Rey Alfonso XIII el 9 de abril de 1907; de ahí lo de Real, es el club de regatas más antiguo de la Comunidad Autónoma y todo un símbolo para la ciudad.
Al final, y como no podía ser de otra manera, el club no cerrará y continuará sumando años a orillas de nuestro mar.
Aprovechando la noticia de la continuidad del club, fuimos a comer a su restaurante. Sí, no hay que ser socio del club para poder disfrutar de este singular restaurante que cuenta con una de las mejores vistas de nuestra bahía, siempre que no haya atracado uno de esos enormes cruceros que visitan la ciudad, claro.
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El salón del restaurante es acogedor. El suelo es de madera, dándole un aire marinero. Cierra el restaurante una vidriera que deja contemplar la bocana del puerto de Cartagena. Aquellas personas de fuera, se asombran con el pulular paso de distintas embarcaciones y al ver los barcos de la Armada atracados, imponentes, en el muelle de la Curra.
Sentados a la mesa y deleitados por el influjo de un mar en calma, llegó un cremoso salmorejo con sus picatostes, sus trocitos de jamón y su huevo rallado. De textura aterciopelada y sabor intenso, este plato de origen cordobés estaba en su punto. Perfecto. Después del salmorejo, llegó el pulpo. Por supuesto, a la cartagenera. Creo que ya, desde el principio de esta página web, hemos dicho todo lo podíamos decir de este plato tan nuestro. Y mira que hemos probado el pulpo de un sinfín de formas, y nos gustan, pero la receta cartagenera; para nosotros, está por encima del resto. A veces lo sencillo es, simplemente, lo mejor. Para continuar con los entrantes, lo hicimos con un tartar de atún. Plato fácil de comer, refrescante y muy sabroso.
Terminamos con un arroz meloso de pulpo y, nos encantó. Arroz muy sabroso, con abundantes trozos de pulpo y almejas.
Nos gustó mucho el restaurante, no solo por la carta, sino también por las vistas y por su ubicación. Estás, literalmente, sobre el mar. Los socios del club, tienen más privilegios, y pueden disfrutar de una magnífica terraza.
comensales: 4
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