Desde que inmigrantes alemanes llevasen a Estados Unidos la receta del filete al estilo Hamburgo a finales del siglo XIX, ha llovido bastante. Allí, en los Estados Unidos de América, a alguien se le ocurrió servir la carne entre dos panes y, sin quererlo, nació la hamburguesa. Plato convertido en un icono de la comida estadounidense, ha evolucionado con el paso de los años y, lo que empezó como una sencilla receta alemana que alguien – tal vez por prisa – introdujo entre panes, ahora es un plato con miles de combinaciones posibles y que puedes encontrar en cualquier parte del planeta.
A veces nos apetece comer una buena hamburguesa – eso sí, sin abusar demasiado – y esta vez lo hicimos en la hamburguesería Circo, situada en la calle Santa Florentina.
La carta es sencilla, dividida en entrantes, ensaladas, hamburguesas clásicas y hamburguesas especiales, además de una sección de postres. Nosotros nos centramos en las hamburguesas y, esta vez, no pedimos ningún tipo de entrante.
Pedimos una de carne de chuletón maduro con queso cheddar inglés y beicon crujiente, aderezada con una mermelada casera de jalapeño, mayonesa chipotle – una salsa hecha con mayonesa y jalapeños secos y ahumados – y pico de gallo. Hamburguesa jugosa y de sabor intenso, con sutiles toques picantes. De un tamaño adecuado para poder morder sin problema.
También pedimos la hamburguesa clásica de la casa. La Circo, de carne de vaca vieja con queso cheddar inglés, lechuga, cebolla morada y rodajas de tomate crudo, aderezada con salsa Circo. Hamburguesa de toda la vida, con una carne muy sabrosa. Buena elección si no quieres experimentar.
Si te apetece una buena hamburguesa, Circo es una muy buena opción. Además de estar en una de las calles peatonales más céntricas de la ciudad, dispone de una considerable variedad de hamburguesas.
Una cosa antes de terminar: la carne de hamburguesa, siempre hecha o muy hecha. ¿Por qué? Normalmente, las bacterias que pueda contener o adquirir la carne en el proceso de manipulación quedarán en la superficie, pero al ser carne picada, la superficie de la carne es prácticamente toda. Y si tenemos la mala suerte de que una bacteria haya quedado en el interior de la hamburguesa y se ha hecho poco, la bacteria estará vivita y coleando y, en teoría, puede fastidiarte bastante la salud. Sin embargo, si la hamburguesa ha estado congelada el tiempo suficiente, la cosa cambia.


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