Hoy, cuando se cumplen noventa años de la desaparición de Víctor Beltrí Roqueta, la ciudad de Cartagena hace memoria y alza la voz para rendir tributo a quien supo embellecerla, engrandecerla y dotarla de una identidad arquitectónica inconfundible, dejando una huella tan poderosa que aún hoy define el presente de sus calles. Más de seiscientas cincuenta obras respaldan su inagotable ingenio creador y subrayan la importancia de un hombre que, con su talento y pasión, contribuyó a forjar el patrimonio que tanto nos enorgullece.
Heredero de una sensibilidad artística que empezó con la pintura y se fraguó bajo el influjo de maestros como Lluís Domènech i Montaner o Josep Vilaseca, Beltrí supo recoger la esencia del Modernismo catalán para adaptarla a la ciudad portuaria. Así, dotó a Cartagena de un marcado carácter propio, transformando su fisonomía con edificios que abrazan la originalidad de las formas modernistas y que, al mismo tiempo, integran con acierto tendencias regionalistas, casticistas, art déco e incluso racionalistas en su madurez. Es precisamente esa versatilidad, sumada a su afán por armonizar todas las artes aplicadas, lo que hace de cada una de sus construcciones una pieza única y atemporal.
No se trata únicamente de la grandeza estética o la imponencia de sus fachadas; se trata también de cómo cada rincón, cada detalle, refleja la generosidad de un hombre que asumió la arquitectura como un servicio al progreso de la comunidad. Muchos de sus trabajos revelan un fondo benéfico y social, plasmando la voluntad de mejorar la vida de los cartageneros. Y es esa visión, humana y cercana, la que explica por qué hoy seguimos admirando tanto su obra como su figura.
Tras noventa años de su muerte, Cartagena siente a Víctor Beltrí presente en cada paseo, en cada edificio emblemático que custodia nuestras historias cotidianas. Su legado no es un mero vestigio del pasado, sino un pilar sobre el que se sostiene nuestra identidad. Cada arco, cada forja, cada decoración modernista nos recuerda que este genio cambió para siempre el skyline de la ciudad, contribuyendo a que nos sintamos orgullosos de nuestro patrimonio.
Hoy, en este aniversario, el agradecimiento de Cartagena rebosa en cada palabra, en cada gesto que mira hacia sus construcciones. Porque, si un día Cartagena consiguió renacer tras la convulsión histórica y crecer con pujanza, fue en gran parte gracias a la mano talentosa de un visionario que supo ver en sus calles el lienzo perfecto para plasmar su arte. Víctor Beltrí no solo dejó edificios; dejó un legado de belleza y
modernidad que nos une a nuestro pasado y proyecta nuestro futuro. Y, sobre todo, dejó el orgullo de reconocernos, noventa años después, custodios de su inmensa obra, que sigue siendo parte esencial de nuestra vida diaria y la mejor carta de presentación de Cartagena ante el mundo.
Escucha nuestro podcast "Cosas de una ciudad con Mar", de ¿Dónde Comemos? Cartagena. Pulsa reproducir en navegador en la pantalla de abajo.
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