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«Al capitán Vicente Buigues se le debe un reconocimiento por salvar a más de 400 personas en el naufragio del Sirio»

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PorJR Comunicaciones

27 de mayo de 2025
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La asociación Cartagena Siempre celebró la conferencia ‘Playa de poniente, el hundimiento del Sirio, con la finalidad de analizar el trágico naufragio que marcó la historia de la navegación civil española.

La presentación de la jornada corrió a cargo del vicepresidente de la asociación, Gonzalo Abad, quien afirmó que «por sorprendentes que nos parezcan algunos hechos que rodearon el naufragio del Sirio no podemos caer en la tentación de juzgar, con nuestra mentalidad y valores actuales, lo que ocurrió hace más de 100 años, en cuya época había unos estándares de seguridad y de control muy diferentes a los actuales».

La conferencia fue impartida por la escritora Lola Gutiérrez, autora del libro ‘Playa de Poniente’, quien recordó que el hundimiento del transatlántico italiano El Sirio ocurrió el 4 de agosto de 1906 frente a la costa de Cabo de Palos, durante un viaje que estaba haciendo desde Génova a Buenos Aires.

El Sirio, además de su pasaje legal, recogía clandestinamente a un sinnúmero de personas a lo largo de toda la costa. Y es que un simple hueco en las bodegas del Sirio les llevaba directamente al Nuevo Mundo. América era la tierra prometida y El Sirio, la ‘varita mágica’ anhelada por tantos campesinos analfabetos que malvivían con las escasas cosechas de sus tierras. «Los ‘ganchos’ pagados por las navieras les ofertaban viajes ilegales prometiéndoles grandes fortunas, asegurándoles que siempre podrían regresar años después a sus países convertidos en ricos y envidiados ciudadanos».

Pero la realidad era bien distinta. Todos los emigrantes que llegaban a América eran mano de obra barata que los ricos hacendados americanos reclutaban para sus plantaciones. «La trama y la corrupción partían ya desde la misma Génova pues el propio capitán del Sirio, Giuseppe Piccone, se embolsaba cien pesetas de la época por cada ilegal que subía a bordo de su barco».

Cuando el casco de El Sirio subió a los bajos de las islas Hormigas, paró en seco. Tras la colisión, todo el mundo gritaba y corría sin saber qué hacer. En ese momento comenzó por toda la cubierta del barco una espeluznante lucha por la supervivencia. «Nadie organizaba la evacuación pues la tripulación se había ido abandonando el barco y desprendiéndose de toda responsabilidad para salvar a los pasajeros».

La gente se abría paso a punta de pistola. Hubo viajeros que se negaban a saltar del barco por no abandonar sus pertenencias y recibían un disparo; otros, un navajazo con el único fin de ser despojados de alguno de los pocos flotadores que existían; niños que con su llanto buscaban a sus padres y padres desesperados que buscaban a sus hijos; caos, gritos, locura, robos de documentos e identidades intercambiadas… «En definitiva, el caos se apoderó de la nave».

El ruido inmenso alertó al poblado de pescadores y veraneantes de Cabo de Palos. El naufragio movilizó a los lugareños de la zona que se volcaron en cuerpo y alma en rescatar y ofrecer su auxilio a los supervivientes. «Este espontáneo salvamento se considera el más importante rescate realizado por civiles en la historia de la navegación marítima española».

Los pescadores organizaron las tareas de salvamento. Ellos fueron los verdaderos héroes: un puñado de hombres valientes que no dudaron ni un momento en arriesgar sus propias vidas por salvar a tantos náufragos de una muerte segura. «Especialmente reconocida fue la labor de Vicente Buigues, capitán del barco Joven Miguel, que salvó a unas 400 personas».

«La playa de Poniente se llenó aquel día de cadáveres y, también, de supervivientes; toda una gran tragedia que inundó de tristeza al pequeño pueblo pesquero de Cabo de Palos». Cartagena acogió a los que sobrevivieron durante varios días hasta que se les pudo reubicar en distintos barcos, dependiendo de su destino. Los enfermos, por su parte, quedaron atendidos en los hospitales de la ciudad hasta que mejoró su estado de salud.

Nunca se sabrá la cifra exacta de fallecidos en el naufragio ya que en El Sirio abundaba el pasaje clandestino. «Se cree que fueron unos 240, pero seguro que esta cifra se queda corta».

Lola Gutiérrez terminó afirmando que «al capitán Vicente Buigues, que puso en riesgo a su barco y a su tripulación para salvar a más de 400 personas, se le debe un mayor reconocimiento en Cartagena, para que sirva de ejemplo a las generaciones actuales y futuras».

La conferencia, realizada en el Casino de Cartagena, finalizó con un coloquio donde los asistentes departieron sobre este trágico hecho que marcó la historia de los naufragios en las costas de España.

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