Cocinar es un placer pero pensar en lo que consume cada aparato eléctrico puede hacer que no disfrutemos tanto de la elaboración de nuestros mejores platos. Por ello, en este artículo te damos unos cuantos consejos que te ayudarán a ser el mejor anfitrión de las comidas de amigos o familiares y no llevarte ningún susto en tus facturas de la luz y del gas.
Cuidado con la tarifa de gas
Antes de empezar a tomar medidas para ahorrar energía en la cocina hay que echarle un ojo a la tarifa de gas que tenemos contratada. En la actualidad existen múltiples ofertas, puede que utilizando un comparador de gas nos demos cuenta de que estamos pagando de más por nuestro consumo de gas. Lo mismo puede ocurrir en el caso de la luz, para encontrar un comparador donde salir de dudas se puede utilizar el de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios).
Por lo tanto, si tras esta búsqueda has visto que la compañía de gas más barata para tu suministro no coincide con la que tienes contratada actualmente, no te preocupes. Todavía estás a tiempo de cambiar. Para cambiar de compañía de gas y de luz hay que contactar con la nueva comercializadora con la que deseas contratar y ella se encargará de gestionar la solicitud. Ten en cuenta que cambiar de compañía de gas es gratis, siempre y cuando no se tenga ningún compromiso.
¿Cómo ahorrar energía en tu cocina?
Cuando nos hemos asegurado de nuestras tarifas de luz y gas nos ayudan al ahorro económico, podemos empezar a aplicar una serie de acciones que harán que nuestro consumo energético disminuya:
- Calor residual: si tu cocina es de vitrocerámica, puedes apagar el fuego antes de que haya terminado de hacerse el plato. Ya que quedará un calor residual que puede aprovecharse para finalizar los platos.
- Electrodomésticos eficientes: si quieres que tu cocina sea eficiente, comienza por prestar atención a la eficiencia energética de los electrodomésticos que la componen. No es necesario que los cambies si todavía funcionan pero sí que sería conveniente hacerlo a la hora de reemplazarlos.
- Distribución de la cocina: en el gasto energético también influye la distribución de la cocina. En concreto, se recomienda que se pueda dibujar un triángulo imaginario entre las tres zonas de trabajo: limpieza, cocina y almacén.
- Cocinar con olla express: utilizar este objeto para cocinar nos ahorra tiempo y energía, se calcula que se emplea hasta un 50% menos de energía. Al igual que si colocamos tapas en las cacerolas, se puede alcanzar la temperatura antes.
- Horno y nevera, no se abren siempre: las puertas del horno y la nevera deben abrirse únicamente cuando sea necesario. Puesto que al abrirse pierden el frío y el calor y tienen que volver a generarlo consumiendo más energía.
- Fuera el stand by de la cocina. ¿Estás utilizando la cafetera? ¿Y la batidora? ¿Y por qué las mantienes enchufadas? Ese acto genera un gasto energético, que aunque parece invisible está ahí y se suma día tras día a nuestra factura.
- Microondas > Horno. El microondas también es un buen lugar en el que se puede cocinar y gasta mucha menos energía que el horno. Así que todo lo que se pueda cocinar en este electrodoméstico significará un ahorro.
En la línea del ahorro energético, el consumidor responsable opta por el aprovechamiento de los alimentos hasta el final, si quieres saber más acerca del trash cooking, la filosofía de reducir los desperdicios y cocinar platos sanos y equilibrados, no te pierdas este artículo.
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