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8 De mayo, día Mundial de la Cruz Roja y de la Medialuna Roja

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PorJosé Antonio Martínez Pérez

8 de mayo de 2025
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Aquella tarde de batalla, el cielo no distinguía bandos. Gritaban los cañones, lloraban los heridos, y en medio del caos, un hombre suizo con ojos de compasión corría entre los cuerpos. Su nombre era Henry Dunant, y en su corazón ardía un fuego que ninguna guerra podría apagar. Era 1859, en Solferino, Italia. Dunant había llegado por negocios, pero encontró el horror de una guerra sin consuelo. No se fue. Reunió a mujeres de la zona, improvisó camillas con puertas arrancadas, convirtió iglesias en hospitales y curó, sin preguntar de qué lado luchaban.

Ese día nació algo más grande que él: una idea “Todos los seres humanos merecen auxilio, sin importar su uniforme.”

Años después, en 1863, esa idea tomó forma con la fundación del Comité Internacional de la Cruz Roja, con el símbolo de una cruz roja sobre fondo blanco, reflejo invertido de la bandera suiza, el país de la neutralidad. Se convirtió en una organización sin fronteras, sin colores políticos ni credos, capaz de penetrar los campos de batalla con solo una bandera y una promesa: la humanidad primero.

Desde entonces, la Cruz Roja ha estado donde más duele: en las trincheras, tras los terremotos, en los campos de refugiados, junto a los migrantes, tras las pandemias, en los incendios y en cada desastre que deja al ser humano sin aliento.

Hoy, 7 de mayo, Día Mundial de la Cruz Roja y de la Medialuna Roja, recordamos no solo su historia, sino su alma: la compasión organizada, el voluntariado constante, el amor que actúa.

Miles de personas en todo el mundo, de rojo y blanco vestidos, siguen la estela de aquel suizo que no se apartó del dolor, que prefirió mancharse las manos de sangre antes que lavarse las de indiferencia.

Porque donde hay sufrimiento, una mano vendando, un hombro sosteniendo, un corazón latiendo por el otro… también hay Cruz Roja

La Cruz Roja en Cartagena: 150 años de compromiso

En Cartagena, la Cruz Roja ha sido una presencia constante desde su fundación en 1873. Durante la Guerra Cantonal, la organización desempeñó un papel crucial al

proporcionar asistencia médica y humanitaria a los heridos, incluso utilizando el vapor ‘Buenaventura’ como el primer buque-hospital de la historia, marcando así un hito en la atención médica marítima.

A lo largo de los años, la Cruz Roja en Cartagena ha evolucionado para adaptarse a las necesidades cambiantes de la comunidad. Ha establecido hospitales, consultorios y dispensarios para atender a los más vulnerables, y ha participado activamente en la atención a personas sin hogar, proporcionando alimentos, ropa y kits de higiene.

En tiempos recientes, la organización ha reforzado su atención a personas sin hogar, especialmente durante períodos de frío extremo, y ha colaborado con farmacias locales para mejorar la adherencia terapéutica de pacientes crónicos.

Además, la Cruz Roja en Cartagena ha estado presente en situaciones de emergencia, como la reciente tragedia en Valencia, donde envió 30 efectivos para brindar ayuda.

Hoy, la Cruz Roja en Cartagena continúa siendo un pilar fundamental en la comunidad, demostrando que la compasión y la solidaridad no tienen fronteras ni descansan.

Cartagena, 1873: donde el mar abrazó la Humanidad

Pocos saben que, en Cartagena, puerto mediterráneo de historia milenaria, se escribió una página pionera en la historia de la Cruz Roja: el nacimiento de la Cruz Roja del Mar.

Corría el año 1873. España vivía sacudida por la inestabilidad política, y Cartagena se alzó como epicentro del movimiento Cantonalista, proclamándose cantón independiente. El conflicto derivó en una guerra cruenta y desigual, con la ciudad sitiada y bombardeada por mar y tierra.

Pero entre el estruendo de los obuses, surgió un gesto de humanidad que cruzó fronteras. Por primera vez en la historia, un buque hospital —el vapor Buenaventura— fue habilitado bajo la bandera de la Cruz Roja para recoger y asistir a los heridos en combate en alta mar. Bajo el impulso de médicos, voluntarios y marinos cartageneros, se gestó la primera Cruz Roja del Mar del mundo, nacida no de la teoría, sino de la necesidad urgente de socorrer sin distinciones en medio de la guerra naval.

Desde aquel instante, Cartagena quedó ligada para siempre al humanitarismo marítimo, como cuna pionera de la asistencia médica en el mar bajo los principios de neutralidad, imparcialidad y humanidad.

Hoy, en pleno siglo XXI, la Cruz Roja en Cartagena sigue fiel a ese espíritu. Con más de 150 años de historia, ha estado presente en todas las grandes crisis de la ciudad:

asistiendo a migrantes llegados en patera, colaborando con farmacias y hospitales, cuidando a personas sin hogar, y movilizándose allí donde el dolor llama primero.

También ha sido apoyo fundamental en emergencias nacionales, como la tragedia de Valencia, enviando voluntarios con el mismo impulso que movió aquel viejo vapor hace más de un siglo.

 

Porque donde hay sufrimiento, también hay Cruz Roja.

Porque donde alguien tiembla de miedo o dolor,

algún corazón late con fuerza para ayudar.

Y si el mar fue cuna de su gesto más noble,

que nunca se borre de nuestras aguas

la memoria del Buenaventura ni la bandera blanca con cruz roja,

flotando como esperanza en mitad de la tormenta.

 

Cartagena: puerto de historia, y también de humanidad.

Cruz Roja del Mar

En las aguas de un puerto herido,

cuando el cañón rugía sin cesar,

nació un pañuelo blanco encendido,

flotando firme sobre el azar.

 

Cartagena, ciudad de coraje,

alzaste en guerra tu voz de paz,

y en un viejo vapor sin blindaje

la Humanidad encontró su faz.

 

No hubo uniforme, credo o bandera,

que detuviera tu noble acción;

el mar, que siempre espera y espera,

guardó tu gesto en su corazón.

 

El Buenaventura, cruz navegante,

sanó a los cuerpos, calmó el dolor,

y dio a la historia el gesto vibrante

de amar al prójimo sin rencor.

 

Así nació, sin pompa ni grito,

la Cruz del Mar, la que socorre,

la que en lo oscuro prende su rito,

y entre las olas nunca se borre.

 

Hoy, en el mundo, sigue su estela

quien se arrodilla junto al herido,

quien en la fiebre extiende la vela,

quien cura en nombre de lo compartido.

 

Y Cartagena, puerto valiente,

hoy te recordamos sin dudar:

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pionera del alma que no miente,

donde la Cruz Roja aprendió a navegar.

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