El 18 de julio de 1953, a las 13:00 horas, Cartagena vivió uno de esos días de fiesta cívica y orgullo popular. El alcalde Miguel Hernández Gómez, acompañado del capitán general del Departamento Marítimo, el almirante Vierna, inauguraba el nuevo Mercado de Santa Florentina, un edificio moderno para su época, funcional y majestuoso.
Tras el acto oficial se sirvió un tradicional vino español. Fue una jornada esperada por todos, porque aquel mercado venía a sustituir al antiguo, caótico y desordenado, por un espacio higiénico, moderno, bien ventilado y preparado para abastecer a una Cartagena en pleno crecimiento.
Desde entonces, Santa Florentina ha sido el corazón del comercio tradicional, testigo de generaciones de vendedores, punto de encuentro para miles de familias, y símbolo de una ciudad que compra y vive en la calle.
DÉCADAS DE VIDA, CAMBIOS Y DESAFÍOS
Durante más de medio siglo, el mercado ha resistido los embates del tiempo, la llegada de grandes superficies, los cambios de costumbres y la despoblación del centro urbano. A pesar de todo, Santa Florentina nunca cerró sus puertas. Fue perdiendo clientela, sí. Algunos puestos quedaron vacíos. Pero los que resistieron, lo hicieron con coraje y vocación.
Y es que en este mercado no solo se vende, se conversa, se ríe, se pregunta por los hijos, se fía al vecino que anda justo… es un espacio donde la humanidad va por delante del producto.
REHABILITACIONES Y RENOVACIÓN INTERIOR
A partir de 2022, comenzaron a ejecutarse distintas fases de rehabilitación:
- Reparación de filtraciones y cámaras antiguas.
- Modernización de instalaciones.
- Reforma de puestos con nuevas persianas, tomas de agua, unificación de espacios y nuevo diseño.
- Instalación de iluminación LED y señalética homogénea.
- Limpieza general, eliminación de barreras arquitectónicas y creación de un punto limpio.
En 2025, se destinaron más de 37.000 € a la mejora de 12 puestos, como parte de un plan de recuperación integral. También se proyecta incluir espacios de restauración y bares, que convivan con los tenderos de toda la vida.
FORMARSE PARA EL FUTURO
Con apoyo de la ADLE y fondos europeos, se han puesto en marcha cursos de inglés comercial para los vendedores, especialmente enfocados a turistas. Algunos ya se manejan con frases como: “Good morning, madam, today banana is very cheap!”
Además, se han impartido talleres de digitalización y comercio online, ayudando a los puestos a adaptarse al siglo XXI.
EL PARKING QUE NUNCA LLEGA
Uno de los grandes hándicaps del mercado ha sido siempre la falta de aparcamiento. Durante décadas, comerciantes y vecinos lo han reclamado.
Entre 2022 y 2024 se invirtieron casi medio millón de euros en adecuar el sótano del mercado como parking subterráneo:
- Se reforzaron estructuras.
- Se instaló ventilación, extintores, luminarias, señalización y drenaje.
- Se cumplieron todas las exigencias técnicas.
Pero a día de hoy, el parking sigue cerrado.
¿La razón? Indefinición política. Aún no se decide si se gestionará de forma pública, mediante empresa privada o si se integrará en la zona ORA.
Mientras tanto, los clientes no pueden aparcar y muchos optan por ir a centros comerciales donde el aparcamiento es gratuito.
Los comerciantes se desesperan. La ciudadanía, también.
VOCES DESDE LOS PUESTOS
“Aquí seguimos por amor al oficio… pero necesitamos herramientas.”
— Carmen, frutera.
“El mercado está listo, los vecinos están… solo falta que las puertas del parking se abran.”
— José García, presidente de los comerciantes.
“Queremos modernizarnos, claro. Pero sin perder la esencia: cercanía, calidad, confianza.”
— Andrés, carnicero.
EL RETO: RENOVAR SIN PERDER EL ALMA
El modelo de mercado está cambiando. En muchas ciudades se ha apostado por mercados híbridos, donde conviven los puestos tradicionales con bares, eventos, catas y actividades culturales.
Cartagena puede seguir ese camino, pero sin convertir el mercado en un decorado turístico.
El alma del mercado está en su gente. En su historia. En su dignidad.
La clave está en sumar sin restar, en abrir sin excluir, en modernizar sin desarraigar.
El Mercado de Santa Florentina es patrimonio de todos. No es solo un edificio.
Es historia viva. Es raíz. Es corazón popular.
Por eso pedimos:
✅ La apertura inmediata del parking.
✅ La continuidad de los planes de renovación.
✅ Apoyo institucional para atraer nuevos comerciantes.
✅ Actividades culturales y gastronómicas que revitalicen el espacio.
✅ Promoción entre visitantes y escolares.
Han pasado más de 70 años desde aquella inauguración entre discursos y vino español.
Hoy, el mercado sigue vivo. Herido, sí. Pero con ganas de seguir latiendo.
Si Cartagena es lucha, mar, pueblo y orgullo… Santa Florentina es su espejo.
Y no podemos permitir que ese espejo se empañe por desidia o abandono.
El mercado no puede esperar más.
La ciudad tampoco.