El 3 de julio de 1898, la historia de España dio un giro trágico en las aguas de Santiago de Cuba. Aquel día, la escuadra española del almirante Pascual Cervera y Topete, formada por varios buques que habían sido alistados y preparados en el puerto de Cartagena, fue completamente aniquilada por la flota estadounidense. La pérdida fue total: se hundieron todos los barcos y murieron centenares de marinos, muchos de ellos nacidos o formados en esta ciudad portuaria.
Pero más allá del combate naval, aquel desastre supuso la pérdida definitiva de las últimas colonias españolas en ultramar: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Se cerraba así, con dolor y dignidad, una etapa de más de cuatro siglos de presencia española en América y Asia.
La escuadra que zarpó desde nuestras aguas
Desde Cartagena, ciudad clave en la defensa naval del país, salieron víveres, tripulaciones, pertrechos y embarcaciones rumbo al Caribe. Entre ellas, el crucero acorazado Almirante Oquendo, uno de los protagonistas de la batalla, fue alistado en este puerto. Muchos de los marinos que sirvieron en la escuadra de Cervera habían sido entrenados en nuestras instalaciones navales.
La escuadra estaba compuesta por los cruceros Infanta María Teresa, Vizcaya, Almirante Oquendo y Cristóbal Colón, y los cazatorpederos Furor y Plutón. Todos fueron hundidos o inutilizados tras la feroz batalla de Santiago de Cuba, sin que pudieran causar apenas bajas al enemigo.
Un combate desigual
A las 8:45 de la mañana del 3 de julio, Cervera ordenó la salida de sus barcos del puerto de Santiago en un intento por romper el bloqueo estadounidense. Fue una lucha sin opciones. Las embarcaciones españolas, viejas y mal equipadas, se enfrentaron a una flota moderna, rápida y con mejor artillería. En apenas una hora y media, la armada española dejó de existir en aquellas aguas.
- A las 09:35 h comenzó el fuego cruzado: los cruceros americanos y los modernos acorazados destruyeron a la escuadra española sin bajas propias relevantes.
- Cada barco tuvo su trágico destino:
- Infanta María Teresa fue la primera en arder; quedó varada y fue capturada Almirante Oquendo sufrió 57 impactos; su capitán ordenó hundirla tras un grave incendio
- Vizcaya, duramente golpeada (más de 200 impactos), se hundió tras encallar.
- Cristóbal Colón intentó huir, pero acabó encallada y fue destruida.
- Plutón y Furor fueron hundidos por fuego cercano y artillería pesada La escuadra sufrió unas 323 bajas, más de 150 heridos y alrededor de 1.720 prisioneros. Solo un estadounidense resultó herido.
La derrota fue tan contundente que el propio enemigo rindió homenaje al valor de los españoles. El almirante estadounidense George Dewey, uno de los jefes navales de la contienda, afirmó:
“Si España hubiera dispuesto de un solo submarino como el inventado por Peral, no habríamos podido mantener el bloqueo ni 24 horas.”
Estas palabras, más que una valoración técnica, fueron un reconocimiento al genio de Isaac Peral y a la miopía de un sistema que rechazó su invento. Un submarino eléctrico, armado y operativo fue probado con éxito en 1888… pero nunca se construyó en serie.
- El submarino Peral, diseñado por el ingeniero Isaac Peral y lanzado en 1888, fue el primer submarino militar completamente eléctrico del mundo, con torpedos, periscopio y sistema de navegación submarina.
- Aunque demostró capacidad operativa, las autoridades navales españolas detuvieron el proyecto en 1890 y no llegaron a fabricar más unidades.
- Durante la guerra, la flota de Cervera fue superada por la flota norteamericana. Dewey admitía que la presencia siquiera de un único submarino Peral habría complicado de forma crítica el bloqueo naval, posiblemente cambiando el equilibrio de fuerzas en favor de España.
Impacto estratégico teórico
- La guerra submarina, todavía en fase inicial, habría causado daños severos a los buques de guerra y transporte de EE. UU.
- Un Peral operacional habría forzado a los estadounidenses a adoptar medidas defensivas antisubmarinas, reduciendo su eficacia ofensiva.
- Habría sido un factor disuasorio real y disruptivo en la campaña naval, como reconoció el propio Dewey.
Consecuencias militares y coloniales
- Cientosa y aplastante victoria de la flota norteamericana; la Armada española quedó prácticamente aniquilada en el Caribe.
- El suceso precipitó el fin de la guerra: España capituló en agosto y, mediante el Tratado de París, perdió Puerto Rico, Filipinas y Cuba Desde entonces, la Armada Española no volvió a contar con presencia significativa en ultramar.
Héroes y tragedia
El Almirante Cervera sobrevivió y fue tratado con respeto por los norteamericanos. Su conducta, junto a la de los valientes tripulantes, fue considerada un gesto de honor frente a la derrota.
La memoria en piedra: la Plaza de los Héroes de Cavite
Cartagena, como ciudad marinera, no olvidó a sus hijos caídos en el mar, ni a los barcos que partieron de su dársena hacia un destino fatal. Por ello, en 1923, se inauguró uno de los monumentos más emblemáticos de nuestra ciudad: la Plaza de los Héroes de Cavite y Santiago de Cuba.
EL MODERNISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98: LA RESPUESTA INTELECTUAL
La literatura encontró en este descalabro un poderoso motivo de reflexión. A partir de esta crisis nació una de las corrientes más importantes de la historia cultural española: la llamada Generación del 98, en paralelo al surgimiento del Modernismo literario.
Generación del 98
Autores como Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín, Valle-Inclán o Antonio Machado reaccionaron con una honda preocupación por:
- La decadencia de España y la necesidad de un cambio espiritual y social.
- La crítica al atraso, el caciquismo y la corrupción del país.
- El redescubrimiento de una “España esencial”, ligada a Castilla, lo rural, lo austero y lo auténtico.
- Un lenguaje sobrio y filosófico, alejado de las florituras modernistas.
“¡Españoles! ¡España ha muerto!…”, diría Unamuno en un discurso simbólico. Aunque lo dijo con ironía, reflejaba la sensación de orfandad nacional.
Modernismo
Por otro lado, autores como Rubén Darío (nicaragüense pero influyente en España), Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado o Salvador Rueda, impulsaron el Modernismo literario, una corriente:
- Cosmopolita, refinada, influida por el simbolismo francés.
- Buscaba la belleza por la belleza, el arte como refugio ante la vulgaridad del mundo moderno.
- En el fondo, también era una reacción de evasión ante el desastre, un modo de sublimar la decadencia a través del arte.
EL RETORNO DE LOS INDIANOS
La pérdida de las colonias trajo consigo el regreso a España de miles de personas que vivían, comerciaban o invertían en los territorios ultramarinos. A estos se les conoció como “indianos”, y su retorno tuvo varios efectos:
Económicos
- Muchos regresaron con fortunas acumuladas, invirtiéndolas en sus pueblos natales en forma de:
- Palacetes modernistas.
- Casinos, balnearios, escuelas y obras públicas.
- Fincas agrícolas modernizadas.
Sociales
- Los indianos solían regresar con una mentalidad más abierta y progresista, fruto del contacto con sociedades americanas.
- Su ostentación generó a veces rechazo o envidia en comunidades tradicionales.
- Introdujeron costumbres nuevas, modas extranjeras y un gusto por la estética modernista, que impregnó la arquitectura y el arte.
Culturales
- Muchos se convirtieron en mecenas de artistas o promotores del modernismo cultural.
- Su presencia y sus relatos influyeron en la literatura de la época, que empezó a incorporar temas de ultramar, exilio, desarraigo y retorno.
Ubicada en el paseo del muelle, justo frente al Mediterráneo que los vio partir, la plaza acoge un monumento imponente, obra del escultor Julio González-Pola y del arquitecto Lorenzo Ros. En él, junto a figuras alegóricas y el escudo nacional, aparecen inscritos los nombres de los barcos hundidos y una frase que resume todo el sentir de una nación:
“Honor a los que supieron morir.”
Este rincón cartagenero es un altar laico a la memoria, al valor y a la dignidad de quienes, sabiendo que no podían vencer, no se rindieron.
Cuando una derrota revela la grandeza
El Desastre del 98 fue una página triste, pero no vergonzosa. España perdió su imperio, pero descubrió el valor de sus gentes, la necesidad de reformarse y la profundidad

de su cultura. Cartagena vivió esa derrota con lágrimas en el alma, pero también con orgullo. Supo rendir homenaje a sus marinos y aprendió, con ellos, que la dignidad se demuestra incluso perdiendo.
Hoy, pasear por la Plaza de los Héroes de Cavite, leer los nombres de los barcos y contemplar el horizonte azul, es también un acto de respeto a quienes murieron en silencio por una patria que debía aprender de su dolor.