Por José Antonio Martínez Pérez presidente de la Asociación Cultural Modernista de Cartagena de Levante y miembro del Caldo de Pésoles
En el mapa invisible del alma de los pueblos hay figuras que no caben en las fronteras, hombres y mujeres que dedican su vida a proteger aquello que el tiempo no puede llevarse: la identidad. En nuestra tierra, esa figura tiene nombre propio: Miguel Ángel Montesinos Sánchez, más conocido como El Pantorrillas. Su legado ya está escrito con tinta viva en las danzas, las jotas, las malagueñas y los cantos que, gracias a él, no han desaparecido.
Una vocación que viene de sangre
Miguel Ángel no llegó al folclore por casualidad. Lo trae en la sangre, heredado de una estirpe de auroros y bailaores que se remonta al año 1831. Desde niño, su vida ha estado marcada por los sonidos y los gestos ancestrales que dan forma a nuestras tradiciones. Se formó en los cursos comunales de La Alberca de las Torres bajo la tutela de Milagros Carrasco y más tarde integró el grupo Virgen de la Fuensanta de la Peña La Panocha, donde terminó de forjarse como intérprete y apasionado del folclore tradicional murciano.
Con apenas 16 años, ya estaba enseñando baile en peñas huertanas, y no paró desde entonces. Su pasión se fue ampliando a la investigación, la recuperación de estilos perdidos y la enseñanza basada no en la coreografía rígida, sino en el sentir del baile: comprender el porqué de cada paso, el cuándo de cada giro y el alma que habita en cada copla.
El Caldo de Pésoles: una escuela con sabor a tierra
En 2017 fundó su gran proyecto: la Escuela de Folclore Caldo de Pésoles, con sede en La Albatalía (Murcia). El nombre, entrañable y simbólico, ya nos habla de su filosofía: una mezcla viva de ingredientes humildes y poderosos que, cocidos a fuego lento, alimentan el espíritu.
El Caldo de Pésoles no es una academia al uso: es una comunidad, un refugio de la memoria y un laboratorio de autenticidad. Ha echado raíces en diferentes localidades —Bullas, Caravaca, Moratalla, Huéscar, Perín y Cartagena— y en todas ha sembrado el mismo respeto por lo nuestro.
Su método es claro: no se trata de enseñar bailes, sino de enseñar a bailar, como quien aprende a hablar su lengua materna, desde la observación, la emoción y la práctica. Bajo su dirección, la escuela no reproduce el folclore como un decorado turístico, sino como una vivencia popular, natural y compartida. Y eso lo cambia todo.
Pensador y creador: el folclore desde la palabra
Además de enseñar, Miguel Ángel investiga y escribe. Es autor de publicaciones como “De la mudanza al paso”, donde analiza el concepto de estilo en el folclore del sureste, distinguiendo con lucidez entre lo genuino y lo impostado. Sus artículos en revistas especializadas —como Revista de Folklore— son lectura obligada para quienes quieren entender la profundidad de nuestras tradiciones sin caer en tópicos.
En sus palabras, hay crítica constructiva, rigor académico y pasión desbordada. Denuncia la folclorización de lo folclórico, ese vaciamiento de sentido que a veces transforma la tradición en caricatura. Y defiende una vuelta a la raíz, al origen, al gesto espontáneo que conecta al bailador con la tierra que pisa.
Una huella que no se borrará
Miguel Ángel Montesinos es, a día de hoy, uno de los mayores referentes del folclore tradicional en la Región de Murcia y el sureste español. Ha devuelto dignidad a los bailes de nuestras abuelas, ha revalorizado músicas que dormían en los pueblos y ha creado un espacio donde generaciones enteras pueden reencontrarse con su historia danzando.
Sus proyectos “Las Coplas del Molino” y “En el baile bailando” son ejemplo de cómo se puede innovar sin traicionar la esencia. Y su escuela ha servido de inspiración a muchas otras, convirtiéndose en un faro en tiempos de pérdida de identidad cultural.
Quienes bailamos con él, quienes aprendemos en sus clases, sabemos que estamos viviendo algo irrepetible. Que el trabajo de El Pantorrillas no se mide en diplomas ni medallas, sino en corazones que laten al ritmo de la tradición, en pueblos que vuelven a sonar con su música, en niños que aprenden lo que un día se quiso olvidar.
En la primavera de 2025, Miguel Ángel Montesinos Sánchez, ha vuelto a sorprendernos con su nuevo trabajo discográfico, ‘Palomo Cojo’. Este álbum no es solo una colección de canciones tradicionales; es una declaración de principios, un canto a la libertad y una reivindicación de los amores silenciados
Una obra que trasciende el folclore
‘Palomo Cojo’ se inspira en la “Trilogía del olvido” del escritor murciano Jan J. Martín, y a través de malagueñas, jotas, seguidillas y parrandas, El Pantorrillas nos sumerge en historias de amor y desamor que, durante mucho tiempo, fueron ocultadas por la sociedad. El título del álbum hace referencia a un eufemismo utilizado en la España rural para describir a hombres cuya masculinidad era cuestionada, y Montesinos lo reivindica como símbolo de resistencia y orgullo.
Colaboraciones que enriquecen el mensaje
Este proyecto cuenta con la participación de destacados músicos como Efrén López, Noelia Llorens “Titana” y Mari Cruz Sánchez, quienes aportan su talento y sensibilidad a un álbum que equilibra tradición y modernidad. La producción de Constantino López en el estudio Primavera en el Atlas logra resaltar la riqueza de los arreglos y la potencia de la voz de El Pantorrillas.
Reconocimiento internacional
El impacto de ‘Palomo Cojo’ ha trascendido fronteras, logrando ingresar en el puesto 14 de la prestigiosa lista “World Music Charts Europe” en su primer mes de lanzamiento, y en la que ha ido escalando puestos en las últimas semanas. Este reconocimiento subraya la relevancia de la obra y su capacidad para conectar con audiencias diversas.
Gracias, Miguel Ángel, por devolvernos lo que creímos perdido. Por enseñarnos que bailar no es solo moverse, sino recordar. Por dejar una huella que no desaparecerá mientras haya pies dispuestos a seguir el compás de nuestras raíces.
Premios Caldo de Pésoles 2025.
El pasado jueves 22 de mayo, la localidad de La Albatalía (Murcia) volvió a convertirse en corazón palpitante del folclore del sureste español. Allí, en un ambiente cálido y familiar, tuvo lugar la esperada entrega de los Reconocimientos 2025 del Caldo de Pésoles – Centro de Estudios de Música y Baile Tradicional, un acto que no solo celebró a sus galardonados, sino que confirmó el florecimiento cultural que vive nuestra Comarca Natural del Campo de Cartagena.
Este año, los tres reconocimientos entregados se han quedado en casa, en esta tierra nuestra que despierta con fuerza a su pasado vivo:
- Manuel Sánchez Martínez, un alma vieja en cuerpo presente, que lleva décadas luchando por el folclore tradicional como si le fuera la vida en ello.
- La Cuadrilla de Folclore de Fuente Álamo, guardianes del compás popular, que siguen poniendo voz, pandereta y corazón a nuestras fiestas, encuentros y recuerdos.
- Y la Universidad Popular de Cartagena, que ha hecho del conocimiento popular una trinchera de resistencia cultural, apostando sin reservas por el patrimonio inmaterial.
Estos reconocimientos no son premios al uso: son gestos de gratitud, palmaditas en la espalda a quienes, en tiempos de olvido, optan por recordar; a quienes no se suben al tren de lo moderno sin antes asegurar que lo antiguo sigue respirando.
El maestro que cocina el alma del pueblo
Pero si hubo un protagonista invisible que flotaba en el aire esa tarde, fue él: Miguel Ángel Montesinos Sánchez, más conocido como El Pantorrillas, fundador y director del Caldo de Pésoles, y auténtico alquimista del alma popular.
Miguel Ángel no enseña bailes: enseña a sentirlos. No coreografía pasos: despierta memorias. Su escuela no tiene pupitres ni tarimas: tiene bancales, plazas, caminos, patios y patios de vecinas donde aún suenan ecos del pasado. Desde 2017, con la fundación del Caldo de Pésoles en La Albatalía, ha expandido este proyecto cultural por todo el sureste: Bullas, Moratalla, Caravaca, Perín en Cartagena o Huéscar en Granada. Cada sede es una semilla de autenticidad sembrada con amor.
Su filosofía es clara: “no enseñamos bailes, enseñamos a bailar”, desde la verdad, desde el contexto, desde la emoción. Y esa verdad ha calado tan hondo que, hoy en día, sus discípulos ya no solo repiten pasos: danzan con la raíz.
Investigador incansable, autor de publicaciones como “De la mudanza al paso”, articulista comprometido, divulgador con alma de poeta, su figura se alza como uno de los mayores referentes del folclore del sureste español. Y todo ello sin perder nunca la humildad, la sonrisa, ni ese don único de abrazar con palabras y emocionar con gestos.
Una comarca que despierta bailando
La entrega de reconocimientos de este 2025 ha sido mucho más que un acto institucional: ha sido una ceremonia de renacimiento. Porque el Campo de Cartagena, tantas veces olvidado, está volviendo a levantar la cabeza, a reconocerse en sus coplas, a reencontrarse en sus jotas, a saberse pueblo, campo, voz y tambor.
Y es un privilegio —y lo digo desde el corazón— pertenecer a esta escuela, a este grupo humano y artístico que está protagonizando uno de los momentos más hermosos del renacer cultural de nuestra tierra. Vivirlo desde dentro, aprender de Miguel Ángel, compartir camino con quienes aman las tradiciones con la misma fuerza con la que se ama a una madre, es sencillamente indescriptible.
Gracias, Pantorrillas, por devolvernos la memoria sin rencor. Gracias, Caldo de Pésoles, por enseñarnos que el alma también se baila. Gracias a los reconocidos, por ser faro en medio del olvido.
Y gracias a esta comarca nuestra, que por fin empieza a escucharse a sí misma.



