La historia de una transformación ejemplar al servicio de Cartagena
En el corazón de Cartagena, allá donde la historia se enrosca entre piedras romanas y murallas borbónicas, se alza majestuoso el Cuartel de Antiguones, una construcción que ha sobrevivido al paso del tiempo, a las guerras, a las reformas y al olvido… para renacer con más vida que nunca. Hoy, ese mismo edificio acoge las aulas, laboratorios y bibliotecas de jóvenes que estudian carreras punteras como Telecomunicaciones o Telemática, haciendo de un antiguo bastión militar, una auténtica cuna de conocimiento y progreso.
Un origen entre piedras milenarias.
Su construcción comenzó un 1 de julio de 1783, bajo la dirección del ingeniero militar Mateo Vodopich, como parte del entramado defensivo de la ciudad. El lugar no fue elegido al azar. La colina donde se erigió era conocida como “Los Antiguones”, por la abundancia de antigüedades halladas en sus inmediaciones: columnas, sillares y vestigios del anfiteatro romano que reposaba siglos atrás bajo su suelo. Aquel nombre, nacido de la arqueología popular, se convertiría en el apellido de un edificio que ha visto pasar a generaciones enteras.
Un cuartel entre guerras y epidemias.
Antiguones fue sede de múltiples cuerpos del ejército. El primero, en 1797, fue el Regimiento de Infantería Aragón nº 17. En 1804, cuando una epidemia de fiebre amarilla asolaba la ciudad, se convirtió en hospital improvisado bajo la dirección del doctor Miguel Cabanellas, atendiendo a miles de enfermos evacuados del Hospital de Marina.
Durante la Rebelión Cantonal de 1873, aunque no protagonizó combates directos, su ubicación estratégica junto a la Muralla del Mar y el Parque de Artillería lo situaron en primera línea defensiva del Cantón. En la Guerra Civil, en 1939, vivió desde la retaguardia el alzamiento militar en la base naval y la posterior entrada de las tropas franquistas, formando parte del paisaje urbano militarizado de la época.
Su último servicio militar fue como sede del Regimiento de Infantería Mecanizada España nº 18, hasta su disolución en 1996. Tras ello, el silencio se apoderó del edificio… por poco tiempo.
Renacimiento universitario: conocimiento entre muros históricos.
En el año 2000, comienza la rehabilitación del cuartel para transformarlo en parte del Campus Muralla del Mar de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT). Una obra que respetó su alma neoclásica, sus torres semicirculares, su patio de armas, y que supo dotarlo de luz, vidrio, innovación y aulas.
Desde 2005, es sede de la prestigiosa Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación (ETSIT). Allí se imparten:
- Grado en Ingeniería de Sistemas de Telecomunicación
- Grado en Ingeniería Telemática
- Máster Universitario en Ingeniería Telemática
- Máster Universitario en Ingeniería de Telecomunicación, junto a otros dobles másteres de cooperación internacional
La ETSIT de la UPCT goza de un enorme prestigio. Sus estudios están acreditados por la ANECA con el sello EUR‑ACE®, lo que garantiza un nivel de excelencia a nivel europeo. Su sistema de calidad interno, evaluaciones periódicas, y el contacto directo con empresas del sector tecnológico, aseguran una altísima empleabilidad, con cifras de colocación cercanas al 90 % tras la titulación.
Los alumnos, además, cuentan con una activa bolsa de empleo y prácticas, lo que permite que muchos de ellos accedan a contratos incluso antes de terminar sus estudios.
Patrimonio militar, servicio civil.
La reconversión del Cuartel de Antiguones en centro universitario representa un ejemplo ejemplar de cómo el patrimonio militar, en lugar de caer en el abandono o ser demolido, puede encontrar una segunda vida al servicio de la ciudadanía.
Cartagena, ciudad con una intensa herencia castrense, alberga numerosos inmuebles que fueron en su día cuarteles, hospitales militares, polvorines o fortificaciones. Muchos de ellos hoy acogen centros educativos, museos, oficinas públicas o sedes culturales. El caso de Antiguones es una de las joyas de esa transformación: de un edificio de guerra, nació un espacio para la paz, el conocimiento y el futuro.
Bajo sus cimientos: la historia duerme.
Y como si la historia nunca quisiera marcharse de allí, se sabe que bajo el Cuartel reposan restos del anfiteatro o circo romano, fragmentos de calzadas, muros púnicos, cerámica medieval e islámica… Capas y capas de Cartagena dormidas bajo las aulas, mientras los alumnos, sin saberlo, caminan cada día sobre las huellas de los siglos.

El Cuartel de Antiguones no es sólo un edificio. Es un símbolo de Cartagena, de su capacidad para mirar al pasado con respeto y al futuro con valentía. Allí donde sonaban tambores de guerra, ahora suenan teclas de ordenadores, voces de profesores y pasos de jóvenes ilusionados. Lo que fue lugar de disciplina es hoy un refugio de ideas.
Un cuartel que se hizo universidad. Una ruina que se hizo escuela. Una piedra que, en vez de caer, se alzó más alta que nunca.