Hay oficios que se ejercen con las manos, y otros que se llevan en el alma. En Cartagena, la hostelería pertenece a esta última categoría. Por eso, este 21 de octubre, el Museo del Foro Romano se convirtió en el corazón de un homenaje que reunió a quienes, desde cocinas, barras y terrazas, mantienen viva la esencia de nuestra ciudad.
La alcaldesa Noelia Arroyo, acompañada por la consejera de Turismo de la Región, Carmen Conesa, participó en este encuentro organizado por los hosteleros del colectivo Hoytú junto a Makro, un acto que sirvió para reconocer la labor de todo un sector que alimenta mucho más que el cuerpo: alimenta la vida social y la identidad de Cartagena.
Junto a ellas estuvieron los dirigentes de Makro y Hoytú, Rafael Arroyo y Bartolomé Vera, además del presidente del Instituto de Turismo de la Región, Juan Francisco Martínez. La alcaldesa, acompañada también por las ediles de Turismo y Hostelería, Beatriz Sánchez y Belén Romero, felicitó a los hosteleros por su trabajo, esfuerzo y dedicación a lo largo de generaciones. Noelia Arroyo subrayó que la hostelería forma parte esencial de las tradiciones cartageneras, destacando la labor de restaurantes emblemáticos como La Marquesita, El Paso de los Elefantes o Los Churrascos, verdaderos guardianes del sabor y la memoria de la ciudad.
Durante el acto, el presidente de Hostecar, Francisco Garnero, leyó un manifiesto que resonó con fuerza entre los asistentes. En él, recordó que la hostelería no es solo un sector económico, sino un pilar social y cultural que une a las personas, preserva la gastronomía y sostiene miles de familias. “Es un sector solidario, resiliente y esencial —expresó Garnero— que merece reconocimiento y apoyo para seguir siendo símbolo de unión y bienestar”.
El Día Mundial de la Hostelería, impulsado por Makro en 2016 con la colaboración de Hostelería de España, se celebra en toda España para rendir tributo a los profesionales que dan vida a bares y restaurantes. En esta edición, Cartagena volvió a demostrar que su hospitalidad no se sirve solo en los platos, sino en la manera de recibir, de compartir y de celebrar juntos lo que somos: una ciudad que sabe brindar por su gente.