A veces el mar no se escucha, se siente. Se cuela en los silencios, respira entre la luz que cambia a cada instante y atraviesa la piel antes que los ojos. Así se percibe al entrar en el Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy, donde desde hoy el visitante queda envuelto por El ritmo del mar, la nueva propuesta fotográfica de la artista y marino mercante Gema Palacios. La sala parece transformarse en un muelle emocional: un espacio donde el océano late, se estira, respira… y habla.
La exposición reúne 50 imágenes fruto de tres años de trabajo, en los que Palacios ha ido hilvanando dos vidas que en realidad forman una sola: la del marino que recorre costas y horizontes, y la de la artista que detiene ese viaje en una fracción de segundo. Su mirada se posa sobre algunos de los paisajes más bellos del municipio de Cartagena y otras zonas de la Región, capturados desde la cubierta de un buque o al borde de un acantilado, desde la serenidad de un amanecer o la ferocidad de un temporal. En cada caso, la luz es protagonista absoluta, compañera inseparable y brújula estética.
Calblanque, Cala Dorada, Cabo Tiñoso, Portmán y otros rincones costeros aparecen ante el visitante no como postales, sino como revelaciones: geometrías cambiantes de sol, nubes y sal que la fotógrafa ha decidido no manipular, fiel a su intención de respetar la realidad tal como la cámara se la entregó. “Las fotografías no llevan apenas filtros”, explica, consciente de que la belleza del litoral cartagenero no necesita artificios, solo la sensibilidad de quien sabe mirar.
Cada imagen va acompañada de una cartela escrita por la propia artista, donde intenta traducir la emoción del instante: el resplandor de un amanecer que despierta al mundo, el temblor del viento sobre una cala escondida, el dorado que se adhiere al horizonte antes de rendirse a la noche. En el folleto de la muestra insiste en esta idea: la luz como fuerza creadora, como memoria líquida que transforma cada segundo, cada perspectiva, cada mirada. Esa luz que, unida al texto, da voz al silencio.
Aunque nacida en Madrid, Palacios encontró su destino en la mar. Tras formarse en Náutica y Transporte Marítimo en la Universidad de A Coruña, comenzó a navegar y, con ello, a descubrir en la fotografía una forma de registrar ese universo cambiante que la rodeaba. Primero como aficionada, luego como narradora visual. La cámara se convirtió en su cuaderno de bitácora, y las imágenes en un territorio donde confluyen tiempo, viaje y contemplación. Su obra avanza siguiendo el pulso del océano: lento cuando debe, feroz cuando quiere, constante siempre, para regresar una y otra vez a su lugar.
La exposición ha sido inaugurada junto al director general de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena, Eugenio González, en un acto que ha subrayado la intimidad y la potencia de la propuesta. El público podrá visitarla de manera gratuita hasta el próximo 8 de enero, de lunes a viernes, en horario ininterrumpido de 09:00 a 21:00 horas.
El ritmo del mar no es solo un recorrido por paisajes; es una invitación a escucharlos. A dejar que la luz, el viento y la memoria nos hablen desde cada fotografía. A comprender que en cada ola habita una historia y en cada destello un instante irrepetible. Y, sobre todo, a recordar que el mar —siempre el mar— tiene su propia voz… y que Gema Palacios ha sabido captarla.
