El Secreto del Mar Menor
Hace mucho tiempo, en las costas marmeronenses de Cartagena, se susurraba una historia que atravesaba los siglos, una leyenda que abrazaba las aguas del Mar Menor: la del Hombre del Mar Menor.
Se decía que este ser misterioso, mitad hombre y mitad pez, habitaba las profundidades del mar. Poseía una belleza sobrenatural, con una mirada hipnotizante que reflejaba los colores del océano. Su canto, una melodía que se entrelazaba con el murmullo de las olas, tenía el poder de seducir a los corazones más valientes.
La leyenda cobraba vida en las noches de luna llena, cuando el Hombre del Mar Menor emergía de las profundidades. Su figura, iluminada por el plateado resplandor lunar, caminaba por la orilla, dejando tras de sí un rastro de espuma marina. Los pescadores y lugareños evitaban el mar durante estas noches, temerosos de caer bajo su encanto.
Una noche, un joven pescador llamado Alejandro, impulsado por la curiosidad y desafiando las advertencias, se aventuró a la orilla. La luna llena colgaba en el cielo, bañando todo en su luz. Fue entonces cuando lo vio: el Hombre del Mar Menor, cuyo canto se mezclaba con el viento.
Alejandro quedó cautivado, no solo por su belleza, sino también por una tristeza profunda que percibía en los ojos del ser. Recordó las historias de su abuela, que hablaba de un joven pescador transformado por un hechizo, condenado a vivir en las aguas para siempre.
Movido por la compasión, Alejandro decidió ayudar al Hombre del Mar Menor. Pasó días investigando antiguos libros y recabando información sobre hechizos y maldiciones marinas. Finalmente, encontró una antigua canción de liberación, que debía ser cantada por un corazón puro en la noche de luna llena.
Cuando la noche llegó, Alejandro se paró en la orilla, frente al Hombre del Mar Menor, y comenzó a cantar. Sus palabras, cargadas de sinceridad y valentía, flotaron sobre las olas. A medida que la canción llegaba a su fin, una luz brillante envolvió al ser. El hechizo se rompió, liberando al joven pescador que había sido atrapado en la forma del Hombre del Mar Menor.
Agradecido y libre, el joven pescador, ahora humano de nuevo, decidió marcharse, pero no sin antes regalar a Alejandro una concha mágica, prometiendo que siempre lo protegería.
Desde entonces, la figura del Hombre del Mar Menor no volvió a aparecer. Alejandro se convirtió en un guardián del mar, respetado y querido por todos. Y en las noches de luna llena, algunos dicen que se puede escuchar una dulce melodía, un recordatorio de la magia, la compasión y el valor que unieron dos mundos.
Y así, la leyenda del Hombre del Mar Menor se transformó en una historia de amistad y liberación, pasando de generación en generación, recordando siempre el poder del corazón humano frente a los misterios del mar.
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