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En las proximidades de la avenida de Víctor Beltrí, una de las arterias fundamentales para acceder a nuestra ciudad, se erige el nuevo parking disuasorio, prácticamente terminado y listo para su inminente inauguración. Este espacio, concebido como una solución moderna y sostenible, promete contribuir a descongestionar el tráfico en las calles próximas al centro urbano. Sin embargo, al tiempo que celebramos esta nueva infraestructura, es crucial abordar de forma crítica y constructiva los retos y carencias que persisten en el entorno inmediato, pues una obra aislada no será suficiente para dignificar esta importante entrada a Cartagena.
El parking, dotado de 126 plazas, de las cuales 60 están cubiertas, incluye cuatro puntos de carga para vehículos eléctricos y cuenta con placas fotovoltaicas capaces de generar energía tanto para el autoconsumo como para verter el excedente a la red eléctrica. Esta característica lo convierte en un ejemplo de sostenibilidad que, esperemos, repercuta de forma positiva en las arcas municipales y, en consecuencia, en el beneficio de todos los cartageneros. Además, una nueva parada de autobús conectará esta instalación con el corazón de la ciudad mediante la línea 2, facilitando el acceso al centro urbano sin necesidad de recurrir al vehículo privado.
No obstante, el entorno del nuevo parking presenta un panorama desolador que contrasta con la modernidad y el potencial de esta infraestructura. La plaza Severo Ochoa, que actúa como nodo distribuidor hacia las principales avenidas de la ciudad, lleva años sufriendo un abandono manifiesto. Sus zonas ajardinadas se encuentran en un estado deplorable, con áreas invadidas por roedores, una situación que denota la ineficacia de los servicios de desratización contratados por el Ayuntamiento. La falta de mantenimiento convierte este espacio en una imagen indigna para quienes llegan a la ciudad por esta vía principal.
Por otro lado, el solar anexo al Conservatorio de Música representa otra asignatura pendiente. Si bien se prevé la ampliación del Conservatorio, destinando parte de este espacio a sus nuevas instalaciones, el resto del terreno sigue siendo un vertedero informal y, ocasionalmente, una sede para circos y ferias. Durante gran parte del año, este solar es un foco de insalubridad, donde algunos vecinos vierten restos de comida y pienso, atrayendo alimañas y perpetuando una escena impropia de una ciudad que aspira a ser moderna y acogedora.
Es imperativo que las autoridades locales actúen con diligencia para intervenir en estas áreas y devolverles la dignidad que merecen. La plaza Severo Ochoa y el solar junto al Conservatorio no solo deben ser espacios funcionales y limpios, sino también reflejar el compromiso de Cartagena con el bienestar y el desarrollo sostenible.
Sin embargo, no basta con que el Ayuntamiento implemente medidas. También es esencial que la ciudadanía tome conciencia de la importancia de cuidar y respetar los espacios públicos que se financian con el esfuerzo colectivo a través de nuestros impuestos. El éxito de cualquier proyecto urbano, por ambicioso que sea, depende del uso responsable y colaborativo de los servicios que se ponen a nuestra disposición.
Por ello, hago un llamado firme y decidido a quienes tienen la capacidad de intervenir: es hora de actuar. Cartagena merece entradas a la altura de su historia y potencial, y la dignificación de estos espacios debe ser una prioridad. Al mismo tiempo, invito a todos los cartageneros a reflexionar sobre nuestro papel como ciudadanos en el mantenimiento de una ciudad más limpia, más ordenada y más justa. Porque solo con el esfuerzo conjunto lograremos construir la Cartagena que todos deseamos.
Jose Antonio Martinez Perez.
Kchi.
Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de dondecomemosct.es
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