En el corazón del pueblo de Perín, donde aún se conserva ese aire de vecindad y de charla pausada, ha vuelto a abrir sus puertas la cantina del Club Social. Un lugar que, más que un bar, es un punto de encuentro. Desde hace unos días ya sirve cafés, almuerzos y tapas, y poco a poco va recuperando el bullicio de siempre. Sin embargo, la inauguración oficial será el domingo 2 de noviembre, fecha en la que se celebrará como merece este regreso tan esperado.
La cantina abrirá de lunes a viernes de ocho de la mañana a ocho de la tarde, aunque los martes descansará. Su propuesta es sencilla pero bien pensada: un menú diario con ensalada, plato del día, bebida y café por 9,50 euros. Una fórmula ideal para quienes buscan comer bien, sin prisas y sin complicaciones. Pero eso no es todo. Los jueves habrá asado, cambiando cada semana —a veces de cordero, otras de pollo u otras carnes—, y los viernes será el turno de la paella, que también irá variando entre carne y pescado.
Los fines de semana, la cosa se alarga. La cantina abrirá de ocho y media de la mañana hasta las once y media de la noche, y se podrá reservar mesa para disfrutar con calma de una carta que rinde homenaje a las tapas de siempre. Magra con tomate, ensaladilla, ensalada de bocas, manos de cerdo, michirones, pulpo a la cartagenera y muchas más pequeñas joyas de la cocina popular que, como bien dicen allí, “ya casi no se ven”.
Además, se podrán encargar comidas para llevar durante los fines de semana, una opción perfecta para quienes prefieran disfrutar en casa de esos sabores tan nuestros.
La inauguración de noviembre promete ser un día grande para el pueblo, un reencuentro entre vecinos y amigos que volverán a llenar de vida el Club Social. Y es que la nueva cantina de Perín no es solo un lugar para comer: es un rincón donde se recupera la esencia de lo auténtico, de lo cercano, de lo que nunca debería perderse.








