Cartagena vuelve a latir al ritmo del deporte este domingo 23 de noviembre, cuando la ciudad acoja la VI edición de la Carrera Cuatro Santos y la Marcha Solidaria. A las 10:30 horas, desde la Plaza del Ayuntamiento, los participantes darán el primer paso de una jornada que combina movimiento, historia y compromiso social, muy en la línea de ese estilo cercano y emotivo que tanto gusta a Aida: contar lo cotidiano desde el corazón.
El concejal de Deportes, José Martínez, acompañó la presentación del evento, recordando que aún quedan unas horas para sumarse: las inscripciones permanecerán abiertas hasta la medianoche del lunes 17 de noviembre a través del portal dorsal21.com. Un plazo que cada año apura a quienes no quieren perderse esta cita tan arraigada en el calendario cartagenero.
Pero esta carrera no es solo una competición. Su sello solidario vuelve a estar muy presente, colaborando con la Fundación Huérfanos de la Policía Nacional, la Asociación de Discapacitados de la Policía y el Banco de Alimentos de la Región de Murcia en su sede de Cartagena. Correr aquí es correr por alguien, por una causa, por una ciudad que no olvida el valor de estar juntos.
Al terminar la prueba, el Parque Torres se convertirá en un pequeño festival. La entrega de premios dará paso a la actuación del grupo Stolen, y como ya es tradición, las migas de la carrera reunirán a corredores, voluntarios y familias en un ambiente alegre y muy cartagenero. Ese ritual sencillo que sabe a encuentro, esfuerzo y comunidad.
La Carrera de los Cuatro Santos, además, es mucho más que un evento deportivo: es un recordatorio vivo de un episodio que marcó a Cartagena. En 1964, una tormenta devastadora —la temida tormenta de Santa Catalina— amenazó con arrasar la ciudad. Aquel día, cuentan los mayores, solo quedaba esperar y rezar. Los habitantes se encomendaron a la Virgen del Rosell y a los Cuatro Santos, y la ciudad salió indemne de lo que pudo ser una catástrofe. Desde entonces, esta carrera es también un homenaje, una forma de agradecer y de recordar.
Este domingo, cuando los corredores avancen por las calles, lo harán guiados no solo por la meta, sino por una memoria compartida que sigue uniendo a los cartageneros. Una carrera que no se compite: se vive.






