La barriada Virgen de la Caridad vivió estos días una de esas escenas que recuerdan por qué las tradiciones siguen siendo el alma de un barrio. Los alumnos del CEIP Stella Maris compartieron una jornada intergeneracional con los mayores de los clubes de San Ginés y de su propia barriada, enmarcada en la reciente conmemoración del Día Universal de los Derechos de la Infancia, celebrado el pasado 20 de noviembre. Una excusa perfecta para unir voces, memorias y sonrisas.
Los mayores del club de San Ginés se encargaron de dar el primer abrazo simbólico a los pequeños: representaron un cuento especialmente preparado para recordar los derechos del niño, un relato sencillo y lleno de ternura que mantuvo a los escolares atentos de principio a fin. A esa estampa se sumó otro gesto que ya forma parte de la identidad de estas fechas: las abuelas castañeras de la barriada Virgen de la Caridad, acompañadas por la concejala delegada de Mayores, Francisca Martínez, repartieron castañas asadas a todos los participantes. El aroma de las castañas, mezclado con las risas infantiles, fue casi una declaración de intenciones: las tradiciones no solo se conservan, se viven.
Y es que durante todo el mes de noviembre, tanto niños como mayores están disfrutando de esta costumbre tan nuestra. Las abuelas castañeras, vestidas con su traje tradicional, están recorriendo residencias, centros de día y colegios, llevando consigo castañas, dulces, canciones y cuentos. Donde van, siembran memoria; donde llegan, despiertan recuerdos. Y en cada visita, los más pequeños descubren un oficio antiguo, casi mágico, que hoy solo pervive gracias a quienes lo mantienen vivo con sus manos y su paciencia.
Con esta actividad, la Delegación de Mayores del Área de Política Social, Igualdad y Familia reafirma su apuesta por recuperar las tradiciones populares y acercarlas a quienes más las necesitan. La intención es doble: enseñar a los niños, de forma didáctica y cercana, cómo eran los oficios de antaño, y asegurar que aquellas personas que, por su situación física o psíquica, no pueden desplazarse, también puedan disfrutar de estas iniciativas que conectan emociones, historias y generaciones.
En la barriada Virgen de la Caridad, en esta ocasión, la tradición volvió a ser un puente. Y sobre ese puente caminaron juntos mayores y pequeños, demostrando que, a veces, una castaña asada puede unir más que cualquier discurso.









