Maestro de la palabra y guardián de la memoria pachequera
En el corazón de la llanura cerealista, donde el viento juega con los molinos y el sol madura las espigas, nació Luis Manzanares Pérez, un 25 de agosto de 1895 en Torre-Pacheco.
Hijo de una familia honrada, ligada al comercio y a la agricultura, creció rodeado de los ritmos sencillos de la vida campesina, de las conversaciones de plaza y de los silencios infinitos de la llanura del Campo de Cartagena, comarca natural a la que siempre se sintió unido.
El niño que aprendió sus primeras letras en las escuelas del pueblo tuvo que desplazarse a Cartagena para examinarse de bachiller, porque allí se encontraba el tribunal más próximo.

Ese viaje juvenil lo ligó para siempre con la trimilenaria, descubriendo la fuerza cultural y el latido de una ciudad que le sirvió de espejo. Desde entonces, supo que Torre-Pacheco y Cartagena eran dos brazos de la misma tierra.
Maestro, jurista y viajero
En 1914 comenzó estudios de Magisterio en Murcia, compaginándolos con Derecho, Filosofía e Historia. Ejerció de maestro en El Jimenado, pedanía también del Campo de Cartagena, y en Espinardo, mientras afinaba su espíritu de humanista.
En 1923 marchó a Madrid para opositar como interventor del Estado. Allí se abrió a un mundo más amplio, pero su raíz pachequera nunca se deshizo del todo.
Ganó plaza en Segovia y más tarde en Cuenca, donde conoció a la mujer de su vida y contrajo matrimonio en 1931.
Sin embargo, dondequiera que estuviese, llevaba en la maleta la nostalgia de su pueblo, y la certeza de que la palabra escrita podía salvar del olvido a las pequeñas historias de los suyos.
Escritor del Campo
Su amor por Torre-Pacheco se convirtió en páginas:
Torre-Pacheco, la mirada atrás
Historia de pequeñas historias
Aquí estuvo la morada del padre
Los Alcázares: un cielo sobre el mar
Gregorio Madrid, el trovero: biografía abreviada
Cada título es un testimonio de fidelidad a su tierra y a su gente. No escribía para las academias, sino para que los campesinos, los troveros, los maestros y las madres de familia quedaran con nombre y memoria en los libros.
Vinculación con la comarca natural
Manzanares entendía a Torre-Pacheco como parte inseparable del Campo de Cartagena. Sabía que los molinos del llano eran hermanos del puerto cartagenero, que las huertas de Roldán o El Jimenado tenían el mismo horizonte que el Mar Menor y que Cartagena era la capital natural de todos los pueblos que la rodeaban.
Por eso escribió también sobre Los Alcázares y miró al litoral con respeto, consciente de que aquel mar había sido escuela de aviadores y refugio de veraneantes.
Carrera y logros
Fue profesor de Geografía e Historia en la Escuela Superior de Comercio de Madrid, llegando a ser su director en 1946.
Crítico de arte en prensa nacional, miembro del Consejo Nacional de Educación, académico en Toledo. Un hombre que triunfó lejos, pero que nunca olvidó su raíz humilde.
En Torre-Pacheco su nombre quedó inmortalizado en el IES Luis Manzanares, en calles, en un pabellón deportivo y en la Colección Luis Manzanares de la biblioteca pública.
Y desde 2007, su archivo personal descansa en el Archivo Municipal de Torre-Pacheco, abierto al público como semilla de memoria.
Décima
En la llanura naciste,
Luis Manzanares querido,
con tu pueblo has compartido
lo mucho que aprendiste.
De tu tierra nunca fuiste,
aunque el mundo te llamara,
pues tu pluma rescatara
la memoria campesina,
y en tu palabra divina
el Campo entero cantara.
Quintilla
Del Pacheco fue la cuna,
y del Campo su raíz,
Cartagena fue el país
donde brilló su fortuna,
pero el alma fue feliz.
Legado
Luis Manzanares fue un puente entre la tradición y la modernidad. Maestro en Madrid, pero siempre pachequero de corazón; académico en Toledo, pero con las raíces en el cereal del llano; crítico en los periódicos de la capital, pero con la mirada puesta en la torre de la iglesia de su pueblo.
Su vida demuestra que se puede volar lejos sin dejar de ser hijo de la tierra.