Hace unos días podíamos leer en algún que otro periódico sobre el comienzo de los trabajos para recuperar el restaurante ubicado en el Parque Torres o, como se conoce en esta ciudad bañada por el Mediterráneo, Castillo de los Patos. Sin duda, es una excelente noticia.
El restaurante se encontraba en un estado de conservación lamentable que recordaba al estado que tuvo el mismo parque en los lejanos y fantásticos años 80. Una imagen dantesca que restaba belleza y calidad a este gran parque ubicado en el Monte Asclepio.
La idea que ronda por la cabeza de los gestores municipales sobre este local, con una de las mejores vistas de la bahía de Cartagena, es ubicar en él un restaurante de renombre, un lugar que pueda convertirse en la próxima estrella Michelín de la ciudad. Es, sin duda, una gran idea. Sin embargo, puede que la ubicación juegue un doble papel que haga que este proyecto, una vez terminado, cosa extraña en este municipio, no carbure del todo y esté condenado a un cierre prematuro, como ya pasó antaño.
Por un lado, las vistas de la bahía son una baza muy importante: pocos lugares hay donde puedas contemplar un puerto que abraza su dársena como lo hace el de Cartagena. Y, por otro lado, la misma ubicación que le da esas magníficas vistas se convierte en un enemigo para el cliente, ya que solamente se puede subir en transporte público o andando, con un comodín aceptable: el ascensor panorámico.
Todo esto hace que nos preguntemos: ¿es necesario un restaurante a tal efecto en el Parque Torres? La respuesta no se puede dar con un monosílabo, sino que es un sí y un no al mismo tiempo.
Está claro que el Castillo de los Patos está pidiendo a gritos un local de hostelería. Miles de turistas suben al castillo y, en época estival sobre todo, echan de menos sentarse un ratito a recuperar fuerzas mientras contemplan las vistas tomando una cerveza bien fría. Pero ¿un restaurante sería la solución? No, posiblemente no.
La mayoría de las personas que suben a la colina lo hacen para visitar el castillo y dar un pequeño paseo por los jardines; después bajan a la ciudad, continuando su visita. Instalar una cafetería con servicio de tapas se adaptaría mucho mejor al modelo de turista que sube al parque. Una cafetería con encanto, cuya decoración llame la atención y sea una alegoría a la densa historia de esta ciudad. Un lugar donde puedas disfrutar de un buen Asiático, embelesado por el mar rompiendo en los faros de la Curra y Navidad. Una cafetería donde puedas tomar el aperitivo y, por las tardes, disfrutar de una infusión. Un sitio que pueda ofrecer conciertos por las noches mientras tomas una copa.
Pase lo que pase con el local del Parque Torres, siempre será mejor que como está ahora.
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