Hemos estado en un evento organizado por Tomás Martinez Pagán para presentar, a la sociedad en general y a la Comarca del Campo de Cartagena en particular, el restaurante Mariscos a lo Bestia. Restaurante que recientemente ha abierto en el complejo La Cartuja en la ciudad de La Unión.
Al evento asistieron un gran número de invitados que representaron todo el espectro político y cultural de la sociedad. Colectivos y asociaciones como la Semana Santa de Cartagena, Cartagineses y Romanos, El Carnaval de Cartagena, El Club Gourmet Murcia y muchos más disfrutaron de esta degustación.
Antes de la comida y, mientras nos ofrecían una cerveza, hubo un bonito espectáculo ecuestre en el ruedo que hay en el complejo que levantó el aplauso de los invitados presentes. Después de la exhibición, entramos al amplio salón donde nos esperaba alguna que otra sorpresa.
Nada más acercarnos a la mesa donde íbamos a estar sentados, pudimos comprobar que la ensalada que había en ella no era proporcional al número de comensales de esta, sino que era exageradamente bestia. Tomás presentaba el evento y nos daba alguna que otra indicación de lo que iba a pasar durante el transcurso de la comida, advirtiendo, eso sí, que lo que íbamos a vivir era solo una muestra de lo que es realmente comer en Mariscos a lo Bestia.
Después de la divertida introducción de Tomás, atacamos como pudimos a la gran ensalada mixta que ocupaba prácticamente todo el centro de la mesa. Sin olvidar probar la sobrasada que también había.
Hasta aquí todo aparentemente normal, hasta que una voz suena por los altavoces y da una serie de instrucciones como si de un vuelo se tratase. Todo el personal de sala a modo de tripulación de vuelo indicaba dónde estaban las salidas de emergencia y esas cosas. Momento divertido cuando indicaron cómo ponerse el babero o delantal que encontramos en nuestro sitio.
Una vez pasó esto, sonó a un volumen generoso el himno nacional y Javi, el chef de Marisco a lo Bestia, recibe en un acto solemne, una gran pala y como si de un fogonero de la caldera de una vieja locomotora se tratase, empieza a servir paladas de marisco cocido desde una gran carretilla a unas sartenes que habían dispuestas en las mesas.
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Y el himno siguió sonando hasta dar paso a un pasodoble y Javi seguía en la tarea de acopiar marisco en las mesas mientras algunos invitados se animaban a bailar con el pasodoble. Empezamos a comer mariscos y a comprobar la efectividad del delantal que, siguiendo las indicaciones del personal de sala, nos colocamos sin problema.
Seguíamos disfrutando del marisco maridado por un buen vino blanco, que los camareros vertían en las copas desde una especie de fumigador cuyos depósitos llevaban colgados a la espalda, un buen vino tinto y cerveza cuando la canción Payaso suena y todo el personal de sala, junto con su chef y un payaso, bailan por el salón.
Poco después nos pusieron un poco de quisquilla frita mientras seguíamos comiendo marisco, como bestias. Y sonó otra música, esta vez fue una música relacionada con algún tipo de gallinácea y todo fue porque salía de cocina un nuevo plato, unas patatas al ajo cabañil con sendos huevos fritos sobre ellas. Una gran gallina recorrió la sala y todo se volvió alegre y festivo, los camareros servían los platos al son de la música mientras la gallina revoloteaba por el salón.
Y llegó la hora para la carne, y también vino acompañada de otro espectáculo, porque Mariscos a lo Bestia es eso, espectáculo. Su finalidad, a parte de hacer lo posible para que comas bien, es hacer que la gente pase un buen rato, haciendo que los problemas que nos persiguen incansables durante el día se queden a las puertas del restaurante y que, por un momento, los olvides dejándote llevar por el espectáculo.
La carne llegó con la canción de los sanfermines y los camareros, a modo de mozos, salen con bandejas de carne cruda lista para hacer a la piedra. Y un toro sale y el salón se convierte en un simulado encierro donde el toro corre tras los camareros. Hay que ir para verlo en persona.
El tiempo va pasando y sin darte cuenta llegas al postre, unas bolas de helado son las encargadas de endulzar la sobremesa. Pero antes de poner punto final a esta singular y, desde luego, única comida, conjuran una queimada con una gran puesta en escena.
Sin duda, comer aquí ha sido una experiencia única e inolvidable. Y esto solamente ha sido una introducción a lo que verdaderamente encontrarás allí. La experiencia completa es mucho más intensa y con un mayor número de espectáculos. Así que, no lo dudéis y probad Mariscos a lo Bestia. Ya nos contaréis qué tal.
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