Continuamos anunciando aperturas de nuevos locales. Tal y como comentamos en el artículo de la apertura de Callón del 13, esta época es propicia para el surgir de nuevos negocios de hostelería, ya que la Semana Santa de Cartagena puede hacer que, prácticamente, se recupere toda la inversión.
En esta ocasión avanzamos de la calle Honda hacia la Plaza San Francisco; protagonista en este artículo. La plaza cuenta con un número considerable de locales dedicados a la gastronomía. Tres de lados que conforman la plaza cuentan con bares y restaurantes, pero uno de ellos permanecía con todos sus bajos cerrados.
Antes de Semana de Santa, podremos decir que todos los lados de la plaza cuentan con, al menos, un local de hostelería. Por fin y después de tanto tiempo el local que llegó a ocupar el bar Mala Vita vuelve a tener inquilinos y nos traen el bar de tapeo El Polvorín.
Un bar de tapas donde poder disfrutar de su gastronomía en su terraza, un sitio más donde tomar una cerveza y disfrutar del entorno de esta plaza céntrica de la ciudad donde una vez estuvo el edificio del Foro Romano y ahora se ha convertido en un punto gastronómico importante del centro de Cartagena.
El Polvorín será un local de tapeo clásico donde encontraremos una buena tortilla de patatas, por supuesto la ensaladilla no puede faltar, ingrediente principal para hacer nuestras marineras (nacieron en la ciudad). La magra con tomate suele ser una de las tapas típicas que encontremos en este nuevo local.
La Semana Santa de Cartagena es un polo de atracción para el turismo y, debido al buen clima que en esta zona de costa disfrutamos, hace que las terrazas de los bares tengan un valor añadido. El Polvorín contará, por supuesto, con una terraza en la plaza donde poder disfrutar de los días soleados de esta ciudad marinera.
Con el tiempo, la plaza de San Francisco se ha convertido en un espacio abierto al peatón y al ocio gastronómico. Todavía quedan cosas que hacer, como el hotel que está previsto justamente en el edificio donde se encuentra el bajo de El Polvorín, o dotar de una pequeña zona de columpios para los más peques y porque no, hacer un hotel con encanto en la casa Maestre, una de las joyas de modernismo en la ciudad.
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