Nos desplazamos a la localidad vecina de La Unión en busca de una singular taberna, la cual se está convirtiendo —lo es ya— en un referente gastronómico de la ciudad minera. Hablamos de la Taberna Tienda de Solita.
El edificio que actualmente alberga la taberna se construyó a mediados del siglo XIX, en El Garbanzal, siendo todavía una diputación cartagenera. Ocupando toda una manzana, fue una vivienda, una panadería y un almacén. Fue en 1920 cuando parte del edificio se transforma en una tienda de ultramarinos conocida como La Tienda del Castañol. El tiempo transcurrió y la tienda pasó a manos de José Pérez Alcaraz y Soledad Campillo Conesa, quienes cambiaron el nombre del establecimiento, pasando a llamarse La Tienda de Solita en 1969.
La tierra sigue empeñada en dar vueltas al Sol y el tiempo continúa tachando días. En 2003, la tienda se traspasa de nuevo, esta vez a Patricio Martínez Ríos, que la mantiene abierta hasta 2011 con el nombre de La Tienda del Patri. El local queda vacío hasta que Juan Antonio, hijo menor de José y Soledad, lo adquiere en 2018 y lo restaura, convirtiéndolo en el restaurante donde estuvimos comiendo y que lleva abierto desde 2024.
El local llama la atención desde la calle. Es un edificio de planta baja, coqueto, sencillo y elegante. Su fachada da a tres calles: Tarifa, Murcia y Plaza de la Palma. Cuando entras al restaurante no puedes evitar sorprenderte por su decoración: cuidada, antigua, acogedora. El interior del restaurante cuenta con tres espacios donde puede albergar a unos 50 comensales; además, dispone de una terraza con capacidad para 30 más.
Una vez sentados a la mesa y después de echar un vistazo a la carta, vimos que también ofrecían unos menús degustación ideales para probar un poco de todo. Nosotros, como es natural, nos decantamos por el menú marinero. Antes de pedir, nos pusieron un aperitivo de longaniza blanca seca y un aceite virgen extra para hacer mojete.
Empezamos con una tosta de sardina ahumada sobre pan tostado y base de tomate. Un entrante sencillo, pero con sabor intenso y agradable del ahumado del pescado. Continuamos con una degustación de tartar de atún rojo sobre alga nori. Bocado exquisito, con una frescura de sabores única. Buena combinación de elementos que realzan el sabor de un buen atún rojo.
A continuación, nos sirvieron una zamburiña a la plancha. El bivalvo no llevaba ningún tipo de aderezo; no le hacía falta. Así, simplemente a la plancha, estaba de miedo. Junto con la zamburiña, nos pusieron un buñuelo de bacalao. Sabroso, esponjoso y con una pequeña base de ajo para potenciar el sabor.
Con los buñuelos se acabaron los platos individuales y llegó el turno de los platos para compartir. Empezamos con una ensalada templada de brotes con gambas en tempura y setas. Una combinación que hace del plato una ensalada única, de aliño perfecto, con la textura de las setas, la frescura de los brotes verdes y el sabor de la crujiente gamba en tempura. Muy recomendable.
Una cazuela de almejas al ajillo al estilo de Maruja apareció de repente sobre la mesa. El picao de ajo con perejil que impregnaba las almejas les daba un sabor tan intenso que las hacía irresistibles. El caldo, para mojar pan, de los mejores que hemos probado —y hemos probado muchos—. Ese pequeño pero notable toque picante potencia el sabor de las almejas.
El plato que cerraba el menú degustación marinero fue una cazuela de rape con almejas y gambas. Los ingredientes principales estaban sumergidos en una salsa marinera de un sabor impresionante que, por supuesto, llamaba a mojar pan y dejar a la vista el barro de la cazuela.
Fuera del menú, pedimos el pulpo de la tienda, que, tal y como se ve en la fotografía, tiene una pinta estupenda y, sí, estaba de miedo. Pulpo tierno, sabroso y abundante. Un plato imprescindible si vienes por aquí.
Éramos cuatro comensales y solamente dos de nosotros pedimos el menú. Los otros dos pidieron un buen solomillo de vaca a la plancha y una pechuga de pollo empanada.
La Tienda de Solita es un restaurante con encanto y una propuesta gastronómica muy interesante. Un lugar singular y acogedor que se ha convertido en uno de los mejores restaurantes de La Unión.
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