La emoción de las fiestas de Carthagineses y Romanos comenzará este año con un viaje único de luz y resistencia. Desde la ciudad de Caravaca de la Cruz partirá, el próximo 16 de septiembre, la antorcha que traerá a Cartagena el fuego sagrado, símbolo del inicio de unas celebraciones que cada año transforman la ciudad en un escenario vivo de historia, pasión y cultura.
El itinerario, bautizado como Iter Ignis, cumplirá su sexta edición con un recorrido de 142 kilómetros repartidos en tres jornadas. La primera etapa unirá Caravaca con Mula, atravesando 40 kilómetros de paisajes llenos de memoria y tradición. La segunda, de 45 kilómetros, llevará el fuego hasta Murcia, donde se vivirá la emoción de su llegada a la capital de la Región. Y, finalmente, la tercera etapa cubrirá los 56 kilómetros que separan Murcia de Cartagena, para que el viernes 19, en lo alto del Monte Asdrúbalis, se encienda el pebetero que presidirá las fiestas durante los diez días de celebración.
El anuncio fue realizado por la concejal de Festejos, Francisca Martínez, acompañada por el presidente de la Federación de Tropas y Legiones, Eduardo Conesa, y la coordinadora general, Esther Escolar. Todos coincidieron en destacar la importancia de esta ruta, no solo como un acto deportivo y simbólico, sino como una manera de tender puentes entre ciudades, recuperar la memoria histórica de caminos milenarios y fortalecer la convivencia entre territorios unidos por el mismo legado cultural.
Hasta 50 deportistas serán los encargados de portar la antorcha, relevándose a lo largo del camino para que el fuego nunca se apague. Ellos serán los protagonistas de un esfuerzo compartido que se convertirá en metáfora de unión y continuidad, llevando la llama desde el corazón del Noroeste hasta las murallas cartageneras.
Con cada kilómetro, el Iter Ignis encenderá también la expectación de quienes esperan la llegada del fuego, ese instante mágico en el que Cartagena recibe la luz que dará comienzo a sus días más intensos. Una travesía que es mucho más que deporte: es un acto de hermandad, de cultura y de identidad compartida que, paso a paso, convierte la historia en presente y prepara a la ciudad para vivir de nuevo sus fiestas más esperadas.
