El Fantasma del Gran Hotel
El Gran Hotel de Cartagena era un majestuoso edificio de estilo modernista que se había construido a principios del siglo XX. Estaba ubicado en pleno centro de la ciudad y era uno de los lugares más lujosos para hospedarse. Los huéspedes llegaban desde todas partes del mundo para disfrutar de la belleza de Cartagena y alojarse en el Gran Hotel. Era el sueño de muchos.
Pero había algo que perturbaba la paz del hotel: un fantasma que vivía en la última planta. Se decía que era el espíritu de un chef que había trabajado en el hotel durante muchos años y que había muerto en extrañas circunstancias. El fantasma era inofensivo y sólo bajaba a las cocinas en busca de platos tradicionales de Cartagena, como el caldero, las frituras de pescado y los michirones.
Los trabajadores del hotel estaban acostumbrados a la presencia del fantasma y no le daban mucha importancia, pero los huéspedes que lo veían se asustaban y se quejaban a recepción. La gerencia del hotel estaba preocupada y decidió contratar a un guardia de seguridad para tratar de ahuyentar al fantasma.
El guardia se llamaba Juan y era un hombre valiente y decidido. La primera noche que estuvo en su turno, el fantasma bajó a las cocinas como de costumbre. Juan se acercó a él y trató de convencerlo para que buscara otro hogar. Pero el fantasma no quería irse, ya que estaba encantado con la comida que se servía en el hotel.
Juan se sintió un poco incómodo al principio, pero después de hablar con el fantasma, comenzó a sentirse más cómodo con su presencia. Incluso empezó a disfrutar de las historias que el fantasma le contaba mientras comían juntos los platos tradicionales de Cartagena.
Con el tiempo, el guardia y el fantasma se convirtieron en amigos. Juan lo ayudaba a conseguir más comida y el fantasma le contaba historias de la antigua Cartagena. Los trabajadores del hotel se sorprendieron al ver al guardia y al fantasma juntos, pero pronto se dieron cuenta de que no había nada de qué preocuparse.
Pero los huéspedes del hotel seguían quejándose y algunos incluso se negaban a alojarse en el lugar. La gerencia del hotel decidió tomar medidas drásticas y contrató a un grupo de parapsicólogos para investigar el caso.
Los parapsicólogos pasaron semanas investigando y llegaron a la conclusión de que el fantasma estaba atrapado en el hotel porque había algo que lo retenía allí. Descubrieron que el chef había sido asesinado por un colega celoso y que su cuerpo nunca había sido encontrado. El fantasma seguía buscando la justicia y por eso se negaba a abandonar el hotel.
La gerencia del hotel decidió entonces hacer justicia por el chef asesinado. Se pusieron en contacto con las autoridades y se abrió una investigación. Después de muchos años, el asesino confesó y llevó a las autoridades al lugar donde había enterrado el cuerpo del chef.
Con el cuerpo encontrado y el asesino confesando, el fantasma pudo final descansar en paz.
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