En 1972 fue la última vez que se celebró la ‘Velada marítima’ de Cartagena. Hoy en día, creo, sería más que complicado recuperarla, pero ello no debería haber supuesto no implicar más al mar en las fiestas. En uno de los viajes efectuados por nuestra España, tuve la ocasión conocer en Aranjuez la cabalgata por el río Tajo y no pude evitar pensar de más.
Vamos por partes, como diría el multimentado ‘Jack’. Lo primero es explicar que no veo viable otro gran desfile de carrozas por el mar porque ahora no es como antes, es decir, antes, sobre una embarcación se desplegaba la imaginación de forma espectacular y punto. Ahora, antes de ese paso, hay que dar ‘tropecientos’, al cual más complicado, pues se precisarían proyectos con arquitectos y riesgos laborales, seguros… y demás papeleo por cada barco-carroza.
Sin embargo, sí se pueden hacer otras cosas, como han hecho los ribereños (gentilicio de Aranjuez) con esas balsas cargadas de colorido e imaginación. No son tan espectaculares como eran las de la recordada velada cartagenera, pero sí serviría para que en el capítulo de fiestas se mirase más al mar de lo que se hace por aquí, pues, pese a estar con el agua tocando gran parte de nuestra costa, realmente la fiesta sólo se mete en el mar con la Virgen del Carmen, el Santiago de Santa Lucía y poco más.
¿No se puede hacer actividades festivas en las aguas de los pueblos del Mar Menor? Creo que sí. En Tenerife, por ejemplo, vi cómo los portapasos de su Virgen del mar se metían en el agua durante la procesión ante el júbilo popular. Es sólo un ejemplo. También se podrían organizar juegos de agua… en el agua. Incluso, apenas hay actualmente uno o dos concursos de castillos de arena en toda la costa. Muy poco. Es cuestión de mirar a esa hermosura de mar que nos baña.
Sin embargo, lo mismo me estoy ‘ahogando’ al pensar tanto y resulta que todo está ‘ferpecto‘ y da casi lo mismo estar o no junto al mar”.
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