Con el aroma a flores frescas en el aire y el ritmo alegre de los bailes regionales marcando el paso, Lo Pagán dio la bienvenida a sus fiestas patronales con una de las citas más esperadas del calendario: la ofrenda de flores a la Virgen del Carmen. Fue el pasado martes 15 de julio, cuando vecinos, visitantes y devotos se unieron para rendir homenaje a la patrona de los pescadores, en un acto cargado de tradición, emoción y orgullo local.
Pasadas las 21:00 horas, la comitiva inició su recorrido desde la Residencia Virgen del Mar, regentada por las Hermanas Franciscanas. Desde allí, y entre aplausos, sonrisas y mucho sentimiento, el cortejo fue avanzando por las calles de la pedanía marinera, hasta llegar a la iglesia de Nuestra Señora del Carmen. El ambiente, festivo y familiar, se impregnaba de colores, de música y del cariño que el pueblo de Lo Pagán profesa a su Virgen.
Abriendo el desfile, la peña El Caldero puso a todos en pie con sus danzas folclóricas. El sonido de las castañuelas, las guitarras y los aplausos acompañaban los pasos de los bailarines, que con alegría y destreza animaban cada rincón por el que pasaban. Tras ellos, numerosos vecinos ataviados con trajes huertanos y de pescadores avanzaban con sus ramos de flores, que más tarde serían depositados a los pies de la Virgen.
Ya en la iglesia, el párroco Justo Mercader esperaba con los brazos abiertos para recibir las ofrendas. Uno a uno, los asistentes fueron acercándose con respeto y devoción, dejando sus flores como símbolo de agradecimiento, fe y esperanza. El templo se llenó de colores, aromas y, sobre todo, de un sentimiento compartido que emocionó a más de uno.
El acto contó con la presencia del alcalde de San Pedro del Pinatar, Pedro Javier Sánchez, acompañado por miembros de la Corporación Municipal, representantes de distintas asociaciones locales y, por supuesto, las Reinas de las Fiestas Patronales con sus respectivas cortes de honor. Su participación añadió un brillo especial a una noche en la que Lo Pagán volvió a demostrar que sus raíces están vivas y que su gente sabe honrar como se merece a su patrona.
Con esta emotiva ofrenda, el pueblo da el pistoletazo de salida a unos días cargados de actos festivos, religiosos y populares, donde la devoción y la alegría caminarán de la mano. Porque en Lo Pagán, cuando suenan las jotas y las flores se ofrecen con el corazón, todo el pueblo se convierte en una gran familia unida por la fe, la tradición y el amor por la Virgen del Carmen.

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