Alumbres, de origen íbero, se desarrolló como núcleo de población importante a partir del siglo XV y, hasta hoy, siempre ha estado ligada a la minería y a la industria. Nos hemos acercado a esta diputación para comer en una de las más populares bodegas de nuestra Comarca, la Bodega Hermanos Velasco, situada en la esquina de la calle Mayor con Prefumo.
Marcada por una gastronomía local donde el pescado es gran protagonista de la carta. Es muy típico, en las ventas y bodegas del Campo de Cartagena, encontrar en sus cartas platos relacionados con los productos del mar, cosa que es más difícil encontrar en bodegas de tierra adentro, cuya gastronomía se basa más en carnes y platos de cuchara.
Prueba de lo dicho en el párrafo anterior, empezamos nuestra singladura gastronómica por la demandada bodega de Alumbres – consejo: hay que reservar con tiempo – son los mejillones al vapor que pedimos como uno de los entrantes. Mejillones con cáscara limpia, buena presencia y mejor sabor.
También, como entrante, pedimos un pulpo cocido y terminado como si fuese a la gallega. Aunque lo hubiéramos preferido a la cartagenera, el pulpo estaba tierno y con un sabor muy agradable.
Hemos probado pulpos de mil y una formas distintas, y en todas ellas siempre nos ha gustado. Es un producto que admite cualquier tipo de receta, siendo las más sencillas las más buenas. A nuestro entender.
Continuamos con los productos que nos ofrece nuestro mar y pedimos una fritura de pescado, no muy grande, para poder continuar probando cosas. El pescado estaba bien frito, con buen sabor, y la cantidad era la suficiente para disfrutar del plato sin salir perjudicado. Terminamos con el pescado con un plato de letones a la plancha que estaban muy sabrosos y bien hechos.

No todo va a ser pescado y pedimos un plato de chuletas de cordero a la plancha, con su guarnición de patatas fritas. Las chuletas de cordero son un manjar, fáciles de comer y muy sabrosas. Este tipo de plato puede ser lo que la mayoría de la gente espera de una bodega, pero como hemos mencionado antes, la Comarca del Campo de Cartagena tiene fuertes lazos con la gastronomía de mar, y eso se nota en sus bodegas, ventas, bares y restaurantes.
No podíamos irnos de la bodega sin probar uno de los platos que siempre debe haber en una buena bodega de nuestra comarca: los michirones. Así que pedimos un plato de michirones para probarlos. Esta receta que los fenicios trajeron a nuestra costa y que, con el paso del tiempo, hemos ido modificando hasta llegar a la actual, es una delicia que no puedes perderte. Los que comimos aquí estaban a la altura de lo que se espera de un buen michirón, y lo decimos con conocimiento de causa, por haber sido jurado de la tercera edición del Michirón de Oro que se celebra en Cartagena. Michirones con su sutil pero reconocible toque picante, y con un caldeo que invita a navegar barcos de pan de molla de campo y dejar el plato de fábrica.
Para terminar, lo hicimos con postres caseros y nos fuimos contentos, por haber descubierto un sitio estupendo para comer y por haber disfrutado de una gastronomía autóctona en un lugar donde los íberos ya se habían fijado en él.


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