La Comisión Informativa de Urbanismo volvió a dejar este martes una de esas decisiones que, sin grandes alardes, explican bien cómo funciona la maquinaria municipal cuando el urbanismo avanza por la vía administrativa y no por la del conflicto. Bajo la presidencia del concejal del área, Diego Ortega, la comisión dio luz verde a un convenio que permitirá al Ayuntamiento sustituir el tradicional deber legal de cesión de aprovechamiento urbanístico por una compensación económica directa, vinculada a una parcela edificable situada junto al instituto Jiménez de la Espada.
El acuerdo, respaldado por los representantes de los grupos municipales del PP, VOX, MC y Sí Cartagena, se traduce en una inyección de 48.211 euros para las arcas municipales. Una cantidad que corresponde al 6,4 por ciento de la edificabilidad de una parcela en régimen de pro indiviso, con 133 metros cuadrados de superficie y un total de 361 metros cuadrados edificables. Urbanismo, en este caso, opta por convertir suelo en recursos económicos, una fórmula habitual cuando la cesión física resulta poco operativa y el interés público se preserva mejor mediante compensación monetaria.
La sesión también sirvió para avanzar en otro expediente relevante, esta vez en el ámbito del Plan Parcial de Atamaría. La comisión dictaminó favorablemente la aprobación definitiva de la modificación de un estudio de detalle que permitirá una nueva forma de gestión de una parcela residencial: sin parcelación previa y con edificación en comunidad a través del régimen de división horizontal. Una solución que flexibiliza el desarrollo urbanístico y se adapta a modelos residenciales más complejos y compartidos.
En este segundo punto, el dictamen salió adelante con la abstención del grupo municipal Sí Cartagena y tras constatar que el periodo de información pública del expediente se había cerrado sin la presentación de alegaciones. Un detalle no menor que suele indicar consenso técnico y ausencia de conflictos vecinales o jurídicos.
Decisiones que no suelen ocupar grandes titulares, pero que dibujan el pulso real del urbanismo municipal: acuerdos, cifras concretas y expedientes que avanzan paso a paso, marcando el rumbo de cómo crece y se ordena la ciudad.









