Nos adentramos en el corazón del casco histórico de Cartagena en busca de uno de los bares más antiguos que todavía conserva la ciudad. El Bar Sol.
Francisco Inglés, un tipo apreciado por los vecinos que regentaba una bodega en la calle San Francisco y que solía llevar, en sus tiempos de mozo, una cadena con un duro cantonal, moneda acuñada en la sublevación de 1873, año en el que Cartagena junto con otras ciudades gritó basta. Y se independizó, hasta que fue tomada, no se rindió, por las tropas centralistas. Pero eso es otra historia. Volvamos pues a la que nos concierne. El industrial Francisco Inglés inauguró su nuevo bar un 10 de junio del año 1927, los periódicos de la época se hicieron eco de la noticia y destacaban que el bar contaba con las más modernas y novedosas tecnologías.
El bar estuvo abierto desde 1927 hasta finales de 2018 pero el empresario Miguel García, tal y como hizo con la Uva Jumillana, lo rescataría de su desaparición para darle una nueva y, esperemos, larga vida a un bar con encanto en una ciudad con tanta historia que se pierde en la leyenda.
Empezamos nuestra singladura por la original carta del Bar Sol y pedimos un pulpo de San Antón, en clara referencia al pulpo a la cartagenera de siempre. Pulpo muy conseguido que se acerca mucho al original, ya que el pulpo a la cartagenera es un poquito más duro y el que nos pusieron había sido ligeramente hervido para ablandarlo y que la experiencia en boca sea más acorde a lo que la mayoría de la gente está acostumbrada en el pulpo. En cualquier caso, el pulpo estaba muy sabroso.
Seguimos con un refrescante tartar de salmón. Un plato que está cada vez más presente en los restaurantes de la ciudad junto con el tartar de atún. Con una presentación cuidada, el sabor alegre del tartar combinando todos los ingredientes de una manera equilibrada hacen que el plato sea una delicia fresca dejando un gusto agradable. Las huevas de salmón y las perlas de lima cobran un importante protagonismo en boca. Buena elección sobre todo en épocas de calor intenso.
Probamos la cazuela de la casa con gambón al ajillo, aguacate y lima. Una combinación nueva para nosotros, nunca habíamos visto aguacate en una cazuela de gambas al ajillo. Le da un sabor único que aderezada con lima le aporta un toque exótico recordando al ceviche salvo, claro está, por el gambón al ajillo. Nos gustó.
Quisimos probar el crepe vegetariano, con cebolla caramelizada, champiñones, espárragos y crema de queso. Plato de un tamaño considerado y de un buen sabor donde todos los ingredientes juegan un papel fundamental.
Terminamos con el plato típico del Campo de Cartagena, nada más y nada menos que una fuente con huevos fritos, patatas, morcillas, chorizos y ajos tiernos. Un plato pensado para, al menos, dos personas y que es un guiño a la gastronomía de la Comarca del Campo de Cartagena donde el embutido está muy presente en la gastronomía. Plato sencillo y sabroso de la tierra.
El Bar Sol no ha perdido ni un ápice de encanto desde su inauguración en aquellos años 20 del pasado siglo, pero sí ha reforzado su propuesta gastronómica, convirtiéndose en un local de referencia en el centro de la ciudad y al que tendrás que ir y probar sus propuestas culinarias.
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Reseña
El Bar más antiguo de Cartagena
Para mí, el Bar Sol, tiene una gran trascendencia. En este local empezó a trabajar mi abuelo “Esteban Pérez Martínez” junto con su hermano Asensio, los dos cómo camareros y, en un edificio de enfrente, en la calle San Antonio el pobre, conoció a mi abuela, Isabel López Morales (familia de “Los Macoles” de Santa Lucía”), que trabajaba como costurera de camisas. Posteriormente, Don Francisco Inglés fue el padrino de boda de mis abuelos y éstos fundaron el Hostal-Bar Esteban, el 13 de noviembre de 1932 en la calle Serreta.
Enhorabuena por la página web y la aportación que hacéis a la hostelería cartagenera.
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