Bajando el puente del Cartagonova en dirección al estadio; ese estadio donde, este año, el Efesé nos ha dado tantas alegrías en forma de goleadas; encontramos el Quiosco del Carthagonova. Un lugar que teníamos pendiente visitar y que siempre nos ha llamado la atención. Un lugar típico, de los de toda la vida; además, un quiosco cuyo aroma a pulpo a la cartagenera actúa como un hilo de Ariadna y, al igual que Teseo encontró la salida del laberinto del Minotauro, nosotros encontramos la puerta de entrada a un lugar que te sorprenderá.
No podemos olvidar que nos encontramos en Cartagena, ciudad marinera por excelencia y, no es nada extraño encontrar locales donde el mar ocupa una mayoría en sus cartas. El Quiosco del Carthagonova es claro ejemplo de lo que acabamos de escribir.
Una vez a la mesa, y después de recitarnos la carta, empezamos nuestra comida con un plato de calamares a la romana y unas almejas al ajillo. Los calamares a la romana en la línea de lo que podemos esperar del popular plato. Destacamos las almejas. Grandes, deliciosas y con ese jugo residual que hace inevitable mojar pan hasta la última gota.
Después llegó el plato de pulpo a la Cartagenera. Nos encanta nuestro pulpo, eso está claro. No nos cansamos de probarlo. Hay muchas formas de cocinarlo; la nuestra, de las mejores. Sabrosa, adictiva, perfecta. El pulpo estaba estupendo. Sin duda un plato estrella en el Quiosco del Carthagonova. Terminamos con un plato de chirrete de tamaño considerable.
Sin duda, este tipo de lugares nos encantan. Añaden personalidad a la ciudad, siendo una alternativa a lo convencional que, además, enriquecen con sus platos la gastronomía local, haciendo énfasis en nuestro mar que tanto nos ha dado y nos sigue dando. Repetiremos, está claro.
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Sorprendente lugar para comer delicias del mar. Más sitios como este, por favor
Críticos de Cocina.
