jueves, diciembre 25, 2025

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crónicas de un Pueblo. – AGUSTÍN SÁNCHEZ VELÁZQUEZ

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Del taller de Gaudí a la memoria de Cartagena

Décima de entrada

En yeso escribió su historia,

de escayola fue su voz,

Cartagena fue su dios

y el cine, su gran deudoria.

De Gaudí trae la memoria,

de Ros el pulso y la escuela,

y en cada cornisa vuela

un rumor de luz antigua,

esa belleza que abriga

cuando el tiempo nos consuela.

 

1. Un cartagenero entre la escayola y la historia

De Agustín Sánchez Velázquez sabemos lo justo… y lo justo ya basta para entender que estamos ante una pieza clave del patrimonio del siglo XX en Cartagena y Melilla.

Las fuentes coinciden en presentarlo como:

Constructor, decorador y escultor. Colaboró con Gaudí en diseños en escayola para la Sagrada Familia. Construyó y decoró el Cine Sport (Central), la Plaza de España, la fuente de la Alameda de San Antón; diseñó y construyó el trono de la Virgen de la Caridad para su coronación y, tras la guerra civil, restauró el Ayuntamiento, los Héroes de Cavite y el Gran Hotel.

Los estudios más recientes lo sitúan con fechas muy aproximadas: Cartagena, 1888 – Cartagena, 1984, aunque alguna fuente redondea el nacimiento a 1887.

Es decir, nace cuando el modernismo asoma en la ciudad, se forma cuando el cine irrumpe como espectáculo, y muere cuando ya el desarrollismo ha cambiado para siempre el paisaje urbano.

Su biografía íntima (padres, esposa, hijos, domicilios exactos) sigue guardada en archivos civiles y parroquiales; pero su biografía pública está escrita a golpe de yeserías, panteones, tronos y fachadas.

2. Los años de aprendizaje: del taller de Gaudí al oficio propio.

No tengo un relato detallado de su juventud, pero el hilo lo abre el trabajo de Diego Ortiz Martínez, “Del taller de Gaudí al de Lorenzo Ros. El escultor y decorador cartagenero Agustín Sánchez Velázquez”, integrado en Estudios sobre historia de Cartagena (Homenaje a José María Rubio Paredes).

Ese título ya nos dice casi todo el arco de su formación.

Paso por el entorno de Gaudí.

La tradición recogida en la bibliografía local subraya que colaboró en diseños en escayola para el templo de la Sagrada Familia, como escayolista/decorador.

Ahí aprende el oficio fino de la escayola artística, la combinación de molde, relieve y volumen simbólico.

Regreso a Cartagena y especialización.

De vuelta a la ciudad, se consolida como escayolista, maestro de obra y decorador en un momento clave: el de la transformación de viejos espacios (mercados, teatros) en cines modernos y salones espectaculares.

Quintilla del taller

En un taller de escayola

aprendió a domar la luz,

mezclando el yeso con cola

y un sueño a modo de cruz

que en cada molde se inmola.

 

3. El encuentro con Lorenzo Ros: arquitectura, cine y modernidad.

La segunda gran estación de su vida profesional es el encuentro con el arquitecto Lorenzo Ros Costa (1890–1989), también cartagenero, con quien firmará algunas de las páginas más brillantes del modernismo tardío y el art decó en Cartagena y Melilla.

La bibliografía sobre ambos repite una idea:

Ros diseña, proyecta y dirige; Agustín Sánchez materializa, decora y viste de escayola y piedra artificial los espacios.

Su colaboración se ve clara en tres escenarios:

Gran Salón Sport / Cine Central, Cartagena

Monumental Cinema Sport, Melilla

Edificio Portela (calle del Aire, 11), Cartagena

Lo veremos en detalle, pero ya podemos decir que, sin Agustín, la firma de Ros en el cine y en el ensanche no sería la misma.

Décima del cine

Cine de humo y celuloide,

palacios para soñar,

butacas para viajar

del barrio al mundo y al bode.

Entre cartel y bigote

de actor sonriendo en cartel,

Sánchez, con pulso fiel,

colgó de yeso los sueños,

y el barrio, pobre de dueños,

se hizo un poco Hollywood en papel.

 

4. El Gran Salón Sport / Cine Central: un mercado que se vuelve palacio de sombras.

El viejo Gran Salón Sport de Cartagena nace como mercado en 1880, obra del arquitecto Carlos Mancha. Con el tiempo se transforma en espacio híbrido: mercado por las mañanas, cine por las tardes.

En 1925, su propietario decide apostar fuerte: cerrar definitivamente el mercado y convertir el local en gran cine estable de la ciudad. Las obras se encargan a Lorenzo Ros, que llama a Agustín Sánchez como decorador y escayolista.

Las fuentes técnicas coinciden:

La reforma duró catorce meses, de julio de 1926 al 15 de septiembre de 1927, con un coste de 450.000 pesetas.

El personal clave fue:

Arquitecto: Lorenzo Ros Costa

Decorado: Agustín Sánchez

Escayolista: Agustín Sánchez

Pintura: Sánchez Hermanos

Un estudio sobre los inicios del cine sonoro en Cartagena subraya que Ros, “en colaboración con el escayolista Agustín Sánchez, dotó al local de una impresionante decoración decó”, introduciendo una nueva estructura interior y un piso inclinado acorde a las necesidades de la sala.

Es decir: el “Cine Central” que recuerdan varias generaciones de cartageneros es, en buena medida, una obra conjunta Ros–Sánchez, donde el arquitecto impone líneas y el maestro escayolista moldea atmósferas.

Y no es un cine cualquiera: estudios sobre la arquitectura del ocio lo consideran uno de los edificios donde se produce el paso del lenguaje modernista al art decó en Cartagena.

5. De Cartagena a Melilla: el Monumental Cinema Sport.

El éxito del Gran Salón Sport abre la puerta a un encargo mayor: el Monumental Cinema Sport de Melilla, construido entre 1930 y 1932.

Las crónicas melillenses lo presentan como:

La obra más importante proyectada por Lorenzo Ros, Una de las mayores salas de cine de España, Y un ejemplar destacado del art decó español.

Y entonces aparece Agustín, ya con nombre y apellidos claros:

“Constituyó la obra más importante proyectada por el arquitecto de Cartagena Lorenzo Ros Costa y materializada por el maestro de obra Agustín Sánchez Velázquez (Cartagena, 1887-1984), quien desde Melilla llevaba toda la dirección de las obras del nuevo cine, continuación de la experiencia previa del Gran Cine Sport de Cartagena”.

Aquí ya no es sólo “decorador” o “escayolista”.

Es maestro de obra, responsable de que el coloso art decó se levante, encaje y funcione.

La decoración exterior se resolvía con:

Aplicaciones de piedra artificial y albañilería, una fachada que recuerda un templo clásico, con frontón y grandes volúmenes, y un interior ricamente decorado con placas de yeso, lámparas colosales y una sala para más de 2.500 espectadores.

Lo que aprendió con Gaudí y Ros, Agustín lo traduce aquí en escenografía total del ocio moderno: ver cine era entrar en un palacio de luz y relieve.

6. Edificio Portela: la geometría decó en la calle del Aire

De vuelta a Cartagena, lo encontramos en el Edificio Portela, en la calle del Aire, 11, obra de los años 40.

Un estudio de arquitectura modernista/decó describe el inmueble y apunta:

“En la obra intervino el escultor Agustín Sánchez Velázquez (1888-1984), que con frecuencia colaboraba con Ros”.

La decoración es esquemática y geométrica, con formas de rayos y flores, concentrada en antepechos de miradores, pilares de planta baja y coronamiento.

El edificio se construye para Jorge Portela de Llera, importante propietario minero y vicecónsul de Portugal en Cartagena, lo que sitúa a Agustín en el corazón de la burguesía minera y comercial de la época.

Aquí el lenguaje ya no es el barroco recargado del cine, sino un decó depurado, con ecos de rascacielos y líneas verticales:

Sánchez demuestra que sabe modular su vocabulario decorativo según el cliente y el momento.

Quintilla de fachada

En la calle del Aire sube

un rayo hecho mirador,

la piedra al cielo se encubre

y el yeso guarda el rumor

de un escultor que no huye.

 

7. Arte funerario: el panteón de Jesús Sánchez Peñuela.

Si hay una obra donde se percibe con claridad la dimensión simbólica de Agustín Sánchez Velázquez, es el panteón del farmacéutico Jesús Sánchez Peñuela, en el Cementerio de Los Remedios.

Las fichas patrimoniales lo presentan así:

Construido en la década de 1940–1950, con la participación del escultor Agustín Wenceslao Sánchez Velázquez y un arquitecto desconocido

En forma de templo tetrástilo, con cuatro columnas cuadradas que soportan un importante entablamento coronado por frontón triangular.

La decoración del entablamento es un pequeño tratado de iconografía de la vida y la muerte:

Figuras antropomorfas de la Muerte en las esquinas, una sostiene una vasija ritual flameante, la otra sostiene a una figura femenina en llanto, en el centro, dos desnudos (hombre y mujer) en actitud de consuelo, con una cinta donde se lee “Vivere” (vivir), y en el frontón, un reloj de arena alado, símbolo del tiempo que se escapa, pero también del tránsito y la esperanza.

Es un lenguaje sobrio, casi clásico, pero cargado de mensaje humano:

la muerte no se niega, pero se arropa con la palabra Vivere y con el gesto de un abrazo.

Décima del panteón

Entre cipreses en vela

se alza un templo diminuto,

donde el mármol, casi mudo,

dice “vive” en su cartela.

Un reloj bate su estela

sobre un cielo de granito,

y un abrazo, en blanco estricto,

sujeta el llanto y la herida;

es Sánchez tallando vida

dentro del reino infinito.

Cementerio Municipal Nuestra Señora de Los Remedios

8. Tronos, águilas y devoción: su huella cofrade.

La relación de Agustín con la Iglesia y las cofradías cartageneras es profunda, aunque aún quedan muchos detalles por documentar.

8.1. Trono de la Virgen de la Caridad.

Las fuentes locales son claras:

Diseñó y construyó el trono de la Virgen de la Caridad para su coronación, una de las piezas más emblemáticas de la religiosidad popular de Cartagena.

No se trata sólo de un “mueble”, sino de arquitectura en miniatura:

un edificio portátil que combina barroquismo tardío, dorados y escayola trabajada con la función procesional.

8.2. El águila de San Juan (Marrajos)

En una publicación cofrade sobre la Agrupación de San Juan Evangelista se recuerda que, a los pies del Evangelista, se han situado distintos símbolos; entre ellos:

“El águila realizado en 1953 por el artista local Agustín Sánchez Velázquez para un ‘carro-bocina’ que abría la marcha del tercio”.

San Juan Marrajo

Otra pieza, más discreta que un trono, pero importante en el universo simbólico sanjuanista: el Evangelista de Patmos necesita su águila, y Agustín se la da en forma de escultura procesional.

 

Quintilla cofrade

Cuando la calle se enciende

de cirios y terciopelo,

un trono de escayola entiende

que el pueblo, mirando al cielo,

en cada paso lo enciende.

 

9. Restaurador de símbolos: Ayuntamiento, Héroes de Cavite y Gran Hotel

Tras la Guerra Civil, Cartagena aparece herida en muchos de sus edificios representativos.

La tradición recogida en “Cartageneros famosos” resume así su papel:

Restauró el Ayuntamiento, joya modernista de Tomás Rico, intervino en la reparación del monumento a los Héroes de Cavite, y trabajó también en el Gran Hotel, otra pieza clave del modernismo cartagenero.

No hablamos sólo de arreglar desperfectos:

Se trataba de devolverles la piel decorativa, recomponer cornisas, molduras, escudos, relieves, y hacerlo con el conocimiento de quien lleva décadas trabajando yeso y piedra artificial.

En este punto, Agustín se convierte casi en “médico del patrimonio”:

Si antes creó nuevos espacios (cines, edificios decó), ahora ayuda a curar las heridas de los monumentos modernistas de la ciudad.

10. Materiales, técnicas y lenguaje propio

Si tuviéramos que definir su “paleta” de escultor-decorador, a la vista de lo documentado, sería algo así:

Yeso y escayola artística.

Es el gran territorio donde se mueve con soltura:

plafones, molduras, relieves seriados, placas decorativas interiores de cines y edificios.

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Piedra artificial y relieve exterior

En el Monumental Cinema Sport y en el panteón de Jesús Sánchez Peñuela se combina la estructura de ladrillo y hormigón con aplicaciones de piedra artificial en fachadas y entablamentos.

Barroco con ecos modernistas en el Cine Sport de Cartagena, según los estudios sobre cine y arquitectura de la Región.

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Geometría depurada y vertical en edificios residenciales como el Portela.

Clasicismo simbólico en el panteón funerario.

Es decir: no es un “artista de capricho”, sino un oficiante del gusto de su tiempo, capaz de pasar del barroco al decó, del cine al cementerio, de la plaza pública al interior cofrade.

Décima de cierre

Cartagena, toma nota,

que en tus cines y panteones,

en tus plazas, tus balcones

y en tu Virgen que se embrota,

hay la huella casi rota

de un maestro sin alarde,

que trabajó tarde y tarde

moldeando tu perfil.

Que no se pierda su abril:

Agustín Sánchez Velarde.

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