En 1958 entró en funcionamiento la Fábrica de Cervezas El Azor, cuya construcción había comenzado dos años antes en los terrenos del antiguo Colegio Alemán, situado a orillas de la carretera de Torreciega y a unos cien metros de la Barriada de EL Hondón.
La imagen de la Fábrica vino a cambiar el paisaje del barrio y a potenciarlo, dándole un perfil más importante, pues era un orgullo albergar la única fábrica de cervezas de la Región en aquellos momentos, además de incrementar la actividad y los puestos de trabajo en la zona.
La Dirección de la Fábrica de Cervezas dispuso que la inauguración de la misma se celebrase por todo lo alto. Al evento, además de las autoridades y personalidades de rigor, se invitó a todo el Barrio de El Hondón en pleno, posiblemente para congraciarse con los vecinos por las posibles molestias o incomodidades que pudieran suponer en el futuro las actividades industriales de la fábrica.
Bien, sea o no sea así, el caso es que en la tarde-noche de un día de julio de 1958 tuvieron lugar los actos de inauguración de la Fábrica de Cervezas El Azor. Como era costumbre, y reglamentario, se ofició una misa al aire libre en los terrenos de la fábrica y se procedió a la bendición de las instalaciones.
De la misa pasó la mayor parte de las gentes del barrio, especialmente los chavales, pero a continuación vino la celebración de un ágape o merendola en los jardines de la fábrica, los mismos que tenía el Colegio Alemán, pero restaurados, adecentados y vestidos para la ocasión.
Y allí sí que hubo lleno. La gente se disputaba los bocadillos y demás viandas y bebidas que había sobre largas mesas y otras que iban trayendo varios camareros sobre sus bandejas. Fue una tarde memorable, culinariamente hablando, pues en aquellos años cincuenta las clases más humildes no disfrutaban de la cantidad y variedad de viandas que estuvieron a su alcance en aquel acto.
Ya con la tarde vencida, y la luna iluminando la noche, comenzó el acto fuerte de la inauguración, la representación de la zarzuela Molinos de Viento, música de Pablo Luna y libreto de Luis Pascual Frutos.
Para ello se había instalado el escenario y decorados en el interior de los preciosos jardines, colocando en los pasillos centrales y laterales numerosas sillas de madera, de aquellas de tijera.
La representación fue un éxito de público, todo el barrio estaba allí y había gente de pie por los parterres. Todos disfrutaron de la representación y de la música y romanzas como la serenata Mis ojos de ver los tuyos y el hermoso vals Yo he pasado la vida en un sueño, por citar dos ejemplos de los cuantiosos que tiene tan grande obra.
Cerca de la medianoche terminó el apasionante día de la inauguración de nuestra Fábrica de Cervezas El Azor con un castillo de fuegos artificiales como broche final. Esa noche todo el Barrio se volvió a sus casas con la sensación de haber participado en un hecho histórico y determinante para la ciudad de Cartagena.
Muy pronto la silueta de la fábrica se fue haciendo familiar y parecía como si siempre hubiera formado parte del paisaje del Barrio de El Hondón. Las gentes se acostumbraron a ver salir por la chimenea en las tardes de primavera y verano grandes formaciones de espuma blanca que se desplazaban por el aire como planeadores, a las que acompañaban un fuerte olor al lúpulo y a la cebada fermentada. También tenían interiorizadas las continuas idas y venidas de los camiones y camionetas de reparto. Los primeros, pintados de un verde oscuro y las segundas de verde y amarillo, y en ambos casos destacaba la imagen de la marca: un espléndido azor posado sobre un palo y con la caperuza puesta sobre la cabeza. Este dibujo del azor, que tuvo varias versiones, fue además de la insignia de la fábrica el símbolo que los habitantes del barrio tenían como propio.
Esta ave rapaz fue introducida por los visigodos en el arte de la cetrería y se utilizó en los reinos cristianos de la Península hasta bien entrada la Edad Media, siendo a partir de entonces sustituida por el halcón, que era la utilizada por los árabes. Pero para el barrio su azor ganaba a todas las rapaces por su plumaje de mayor vistosidad y su porte de mayor nobleza y elegancia.
Pues bien, esta flota de camiones comenzó a distribuir la cerveza El Azor por toda la provincia de Murcia y su consumo se extendió a las provincias vecinas de Alicante, Albacete y Almería y en muy poco tiempo la fábrica consiguió ser premiada en Munich por tres veces por su calidad.
Por supuesto, en Cartagena la cerveza preferida era El Azor, tanto en sus variedades de botellas como la de barril para las populares cañas de los bares. Los cartageneros de esos años llegaban al bar y, con el seseo característico de esta tierra en aquella época, decían: “Nene, dame un tersio de servesica el Asó”.
Los años sesenta marcaron la época dorada de la fábrica y su afianzamiento en el mercado, al punto de competir con marcas nacionales de reconocido prestigio como El Águila, Mahou o San Miguel. El marketing de la empresa era excelente, proporcionaba mucho empleo local y participaba en los eventos sociales de su entorno patrocinando fiestas y equipos deportivos o regalando camisetas, balones, neveras, sombrillas de playa y otros artículos, en los que la imagen de la marca estaba siempre presente. Los bares lucían los grandes carteles luminosos con la imagen del Azor y las carreteras locales y comarcales, estaban jalonadas de publicidad de esta cerveza, en paredes de muchas casas, a pie de dichas carreteras. En definitiva, estaba presente en infinidad de ámbitos.
En 1971 nuestra Fábrica de Cervezas El Azor fue comprada por El Águila, conviviendo cierto tiempo ambas marcas, hasta la desaparición del nombre. La fábrica dejó de ser El Azor, para pasar a ser la factoría nº 11 de El Águila.
La fábrica pasó a mediados de los ochenta a ser un mero almacén, hasta que finalmente cerró en 1985, construyéndose en sus terrenos una urbanización de pisos llamada La Estrella, dentro de la cual aún se conservan parte de los preciosos jardines que hemos mencionado en este artículo.
Con la desaparición de la fábrica el antiguo Barrio de El Hondón comenzó también a agonizar, pero al mismo tiempo a resurgir convirtiéndose en uno nuevo con la construcción de viviendas modernas y apertura de locales, hasta llegar a su fisonomía actual, hoy conocida como la Barriada de San Ginés.
Aún hoy, algunos carteles publicitarios de Cervezas El Azor resisten el paso del tiempo en fachadas de algunas casas del Campo de Cartagena, e incluso algún luminoso queda en algún viejo bar, que dan fe de la existencia de una cerveza que marcó un periodo de Cartagena, del que todos nos sentimos orgullosos. Incluso hasta hace poco se veía los domingos en el Estadio Cartagonova la amplia pancarta que desplegaban unos aficionados y en la que se podía leer Peña El Azor.
En fin, sirva este artículo para traer la Fábrica de Cervezas El Azor a la memoria de los que la conocieron y darla a conocer a todos aquellos más jóvenes que posiblemente no sepan que existió.
E.C.M.
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